Malnutrición en los ancianos: cómo prevenirla y tratarla

Escrito por Lina Rodríguez Fernandez

Publicado el

Actualizado el

La malnutrición es un grave problema de salud entre los ancianos. Aquí están las señales de advertencia y cómo ayudar a una persona mayor a evitar una mala nutrición.

La buena nutrición es esencial para la salud y el bienestar general, pero muchas personas mayores corren el riesgo de sufrir una nutrición inadecuada. Como niño adulto o cuidador, puede aprender acerca de los signos y riesgos de la desnutrición y cómo promover una dieta rica en nutrientes.

- Publicidad -

Problemas causados por la malnutrición

La malnutrición en los ancianos puede provocar una variedad de problemas de salud, entre los que se incluyen los siguientes

  • un sistema inmunológico débil, lo que aumenta el riesgo de infección
  • Mala cicatrización de las heridas
  • Debilidad muscular y disminución de la masa ósea, lo que puede provocar caídas y fracturas.
  • Un mayor riesgo de hospitalización
  • Mayor riesgo de muerte

Factores que contribuyen a la malnutrición en los ancianos

Las causas de la desnutrición pueden parecer simples: muy poca comida o una dieta pobre en nutrientes. En realidad, la malnutrición suele ser causada por una combinación de problemas físicos, sociales y psicológicos. Por ejemplo, la malnutrición suele ser causada por una combinación de problemas físicos, sociales y psicológicos:

  • Cambios normales relacionados con la edad. Los cambios en el sabor, el olor y el apetito generalmente disminuyen con la edad, lo que hace más difícil disfrutar de la comida y mantener hábitos alimenticios regulares.
  • Enfermedad. La inflamación y las enfermedades relacionadas con la enfermedad pueden contribuir a la disminución del apetito y a los cambios en la forma en que el cuerpo procesa los nutrientes.
  • Capacidad disminuida para comer. La dificultad para masticar o tragar, la mala salud dental o la capacidad limitada para manejar los platos pueden contribuir a la malnutrición.
  • Demencia. Los problemas de comportamiento o de memoria relacionados con la enfermedad de Alzheimer o una demencia relacionada pueden llevar a que se olvide de comer, a no ir de compras o a otros hábitos alimenticios irregulares.
  • Medicamentos. Algunos medicamentos pueden afectar al apetito o a la capacidad de absorber nutrientes.
  • Dietas restringidas. Las restricciones dietéticas para controlar las condiciones médicas, como los límites de sal, grasa o azúcar, también pueden contribuir a la mala nutrición.
  • Ingresos limitados. Los ancianos pueden tener dificultades para hacer recados, especialmente si están tomando medicamentos caros.
  • Reducción de los contactos sociales. Las personas mayores que comen solas pueden no disfrutar de las comidas como solían hacerlo y pueden perder el interés por la cocina y la comida.
  • Acceso limitado a los alimentos. Es posible que los adultos con movilidad reducida no tengan acceso a los alimentos o a los tipos de alimentos adecuados.
  • Depresión. La pena, la soledad, la mala salud, la falta de movilidad y otros factores pueden contribuir a la depresión, lo que lleva a la pérdida de apetito.
  • El alcoholismo. El exceso de alcohol puede interferir con la digestión y la absorción de nutrientes. El abuso de alcohol puede llevar a malos hábitos alimenticios y a malas decisiones nutricionales.

Vigilancia de la nutrición y prevención de la malnutrición en los ancianos

Como cuidador o hijo adulto de una persona mayor, puede tomar medidas para controlar la salud nutricional, vigilar la pérdida de peso y tratar los factores de riesgo de desnutrición. Considere lo siguiente:

  • Controla el peso. Ayude a la persona mayor a controlar su peso en casa. Lleva un registro semanal. Los cambios en el tamaño de la ropa también pueden indicar una pérdida de peso.
  • Observe sus hábitos. Pasar las comidas juntos en casa, o durante las comidas en el hospital o centro de atención, para observar los hábitos alimenticios. Anote los tipos y las cantidades de alimentos consumidos.
  • Lleve un registro de los medicamentos. Lleve un registro de todos los medicamentos, la razón de cada uno de ellos, las dosis, los programas de tratamiento y cualquier efecto secundario.
  • Ayudar a planear las comidas. Planifica comidas saludables o prepara las comidas con anticipación. Ayude a preparar una lista de compras o hagan sus compras juntos. Ayuda a tomar decisiones de compra que ahorren dinero.
  • Organizar eventos sociales alrededor de las comidas. Pase a la hora de la comida o invite a los mayores a su casa para comidas ocasionales.
  • Fomentar la actividad física regular. La actividad física diaria, aunque sea ligera, puede estimular el apetito y fortalecer los huesos y los músculos.

Mejorar la nutrición

Las estrategias de alimentación para ayudar a una persona mayor a mantener una alimentación saludable y buenos hábitos alimenticios incluyen lo siguiente

  • Alimentos ricos en nutrientes. Planifique las comidas con alimentos ricos en nutrientes, incluyendo una variedad de frutas y verduras frescas, granos enteros, pescado y carnes magras.
  • Hierbas y especias. Usar hierbas y especias para añadir sabor a las comidas y mejorar el interés por la comida. Experimenta para encontrar tus platos favoritos.
  • Bocadillos saludables. Empaque bocadillos ricos en nutrientes entre las comidas con frutas, verduras o productos lácteos bajos en grasa.
  • Suplementos nutricionales. Utilice bebidas nutricionales complementarias para ayudar a aumentar la ingesta calórica. Añade las claras de huevo a las comidas para aumentar las proteínas sin añadir grasas saturadas.

También te puede interesar leer: Las Semillas germinadas: una opción ideal para una buena nutrición

¿Le resultó útil este artículo?
Artículos Relacionados