El corazón influye en el cerebro, los pensamientos y las emociones

Escrito por Lina Rodríguez Fernandez

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Todos aprendimos en la escuela que el corazón responde a «comandos» enviados por el cerebro en forma de señales neurales. Sin embargo, es menos conocido que el corazón envía más señales al cerebro que el cerebro al corazón. Estas señales cardíacas tienen un efecto significativo en el funcionamiento del cerebro, influyendo en el procesamiento de las emociones, así como en las capacidades cognitivas superiores, tales como

  • Atención,
  • Percepción,
  • Memoria
  • La resolución de problemas.

En otras palabras, no sólo el corazón responde al cerebro, sino que el cerebro responde continuamente al corazón.

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El efecto de la actividad cardíaca sobre la función cerebral ha sido objeto de muchas investigaciones durante los últimos 40 años aproximadamente.

Las investigaciones han demostrado que las diferentes actividades cardíacas tienen efectos distintos en las funciones cognitivas y emocionales. En tiempos de estrés y emociones negativas, cuando el latido del corazón es irregular y se interrumpe, el patrón correspondiente de señales neuronales que viajan del corazón al cerebro inhibe las funciones cognitivas superiores. Esto limita nuestra capacidad de pensar con claridad, recordar, aprender, razonar y tomar decisiones efectivas. Esto explica por qué a menudo podemos actuar impulsiva e imprudentemente cuando estamos bajo estrés.

Por otro lado, el patrón más ordenado y estable de entrada del corazón al cerebro durante los estados emocionales positivos tiene el efecto opuesto: facilita la función cognitiva y refuerza los sentimientos positivos y la estabilidad emocional. Esto significa que aprender a generar una mayor coherencia en los latidos del corazón, apoyando las emociones positivas, no sólo beneficia a todo el cuerpo, sino que también afecta profundamente a la forma en que percibimos, pensamos, sentimos y actuamos.

El ritmo de tu corazón cambia constantemente, incluso en reposo.

Se pensaba que el corazón en reposo funcionaba como un metrónomo, latiendo fielmente a un ritmo regular y constante. Pero los científicos y los médicos saben ahora que esto está lejos de ser el caso. En lugar de ser monótono y regular, el ritmo de un corazón sano, incluso en reposo, es en realidad sorprendentemente irregular, con el intervalo de tiempo entre dos latidos consecutivos cambiando constantemente. Esta variación natural de la frecuencia cardíaca de un latido a otro se llama variabilidad de la frecuencia cardíaca (VRC).

Nuestro corazón también está influenciado por nuestros pensamientos y emociones.

Muchos factores influyen en la VRH. Esto incluye cómo respiramos, cómo hacemos ejercicio, e incluso cómo pensamos. Las investigaciones han demostrado que uno de los factores más poderosos que influyen en el ritmo cambiante de nuestro corazón son nuestros sentimientos y emociones. Las emociones que sentimos tienen un efecto directo en nuestro ritmo cardíaco, lo que nos dice mucho sobre cómo funciona nuestro cuerpo.

En general, el estrés emocional, incluyendo emociones como la ira, la frustración y la ansiedad, da lugar a ritmos cardíacos que parecen irregulares y erráticos. Los patrones inconsistentes de actividad fisiológica asociados con las emociones estresantes pueden llevar a un funcionamiento ineficiente de nuestros cuerpos, agotando nuestra energía y causando un mayor desgaste en todo nuestro sistema. Esto es especialmente cierto si el estrés y las emociones negativas se prolongan o se experimentan con frecuencia.

Por otro lado, las emociones positivas envían una señal muy diferente a través de nuestro cuerpo. Cuando experimentamos emociones positivas como apreciación, alegría, cuidado y amor, el latido de nuestro corazón se vuelve muy ordenado, parecido a una suave y armoniosa ola. Esto se llama el estado de coherencia cardíaca.

Cuando generamos un latido coherente, los sistemas del cuerpo funcionan con mayor eficiencia y armonía. No es de extrañar que las emociones positivas sean tan placenteras, que en realidad ayudan a nuestros sistemas corporales a sincronizarse y funcionar mejor.

Entra fácilmente en un estado de coherencia cardíaca con tu respiración

En la práctica, la coherencia cardíaca es muy simple, sólo tienes que inspirar durante 5 segundos, luego espirar durante 5 segundos y esto durante 5 minutos. Después de este tiempo, ahí estás, estás en un estado de coherencia cardíaca.

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