La linaza reduce el riesgo de cáncer de mama

Escrito por Elena Ramos

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Los fitoestrógenos son moléculas de origen vegetal que desempeñan un papel importante en la prevención del cáncer de mama. Además de la acción positiva de las isoflavonas de soja, un estudio reciente indica que los lignanos son otro grupo de fitoestrógenos con un fuerte potencial protector.

Los estrógenos (hormonas sexuales femeninas) juegan un papel importante en el desarrollo del cáncer de mama. Cuando el nivel de estas hormonas es demasiado alto, se produce una estimulación excesiva del crecimiento de las glándulas mamarias y un aumento paralelo del riesgo de cáncer (se dice entonces que el cáncer de mama es hormonodependiente). Algunos tipos de plantas contienen moléculas que tienen una estructura similar a la de los estrógenos. Estas moléculas, llamadas fitoestrógenos, tienen varios efectos positivos en el metabolismo de los estrógenos humanos, incluyendo la reducción de los niveles de estas hormonas en la sangre y la prevención de que se unan a la superficie de las células mamarias. Estos efectos combinados reducen los efectos negativos asociados con el estrógeno, reduciendo así el riesgo de cáncer de mama.

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Los linajes: fitoestrógenos como ningún otro

Hay tres tipos principales de fitoestrógenos:

  1. las isoflavonas, que se encuentran exclusivamente en la soja;
  2. los coumestanos, que se encuentran en particular en la alfalfa y el trébol; y
  3. los lignanos, que están presentes en varias frutas y verduras, así como en ciertos cereales.

Sin embargo, los dos principales lignanos, el secoisolariciresinol y el matairesinol, son particularmente abundantes en la semilla de lino, con niveles hasta 3.000 veces superiores a los de otros productos vegetales.

A diferencia de otras clases de fitoestrógenos, los lignanos no se absorben directamente en el flujo sanguíneo, sino que primero deben ser metabolizados por la flora bacteriana intestinal. Los productos de este metabolismo, la enterolactona y el enterodiol, tienen menos afinidad con los receptores de estrógeno que otros fitoestrógenos, pero tienen propiedades anticancerígenas adicionales que pueden ayudar a prevenir el desarrollo del cáncer de mama.

Comer linaza reduce el riesgo de cáncer de mama en un 20%

Ese efecto protector de los lignanos está respaldado por un reciente análisis de estudios epidemiológicos sobre el impacto de esas moléculas en el riesgo de cáncer de mama. Examinando cuidadosamente los resultados obtenidos de 13 estudios realizados en mujeres posmenopáusicas (el grupo de mayor riesgo de cáncer de mama), los investigadores observaron que las mujeres con la mayor ingesta de lignanos en la dieta tenían un riesgo casi un 20% menor de cáncer de mama que las que consumían muy pocos lignanos.

Estas observaciones concuerdan con los resultados de varios estudios realizados en animales con tumores mamarios en los que la adición de lignanos a la dieta se asocia con una disminución significativa del desarrollo de estos tumores.

Aunque la mayoría de los productos vegetales contienen lignanos, el consumo regular de linaza recién molida sigue siendo la mejor manera de obtener una ingesta significativa de lignanos. Sin embargo, no deben pasarse por alto otras fuentes como las verduras crucíferas (brócoli) o el té verde porque, además de su contenido en lignanos, estos alimentos también contienen grandes cantidades de otras moléculas anticancerígenas que pueden participar activamente en el bloqueo del crecimiento de las células del cáncer de mama.

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