Factores de riesgo del cáncer: cortar el mal de raíz

Escrito por Elena Ramos

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Comenzar la lucha contra el cáncer ya consiste en empezar a actuar sobre los factores que causan el cáncer. Estos factores son, en gran parte, por los cambios en el comportamiento. El tabaco, la dieta, la exposición al sol, la actividad física y los estados mentales: descubra lo que puede cambiar para evitar riesgos innecesarios.

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Los factores de riesgo más mencionados

Los factores de riesgo intervienen en las tres fases de la formación del cáncer. Pueden ser el origen como iniciador de la disfunción celular irreversible, ser promotores de células cancerosas alimentándolas o impidiendo que el sistema inmunológico combate, o finalmente, acelerar la propagación de las células cancerosas en el cuerpo. También pueden ser factores de riesgo de recaída después del tratamiento. Hoy en día, la cantidad de evidencia científica acumulada es lo suficientemente sólida como para permitirnos conocer la mayoría de los factores que aumentan significativamente el riesgo de desarrollar un tipo particular de cáncer, y de conocer los que tienen una influencia más tenue.

Los tres factores de riesgo principales

El tabaquismo. Los productos carcinógenos presentes en el humo del cigarrillo no sólo atacan a los pulmones, sino que también están implicados en el riesgo de cáncer de boca, laringe, cuello uterino, mama, estómago, vejiga y muchos otros. El tabaquismo es responsable del 30% de las muertes por cáncer.

El consumo excesivo de alcohol. La investigación ha demostrado un vínculo entre el consumo elevado de alcohol y ciertos tipos de cáncer (boca, garganta, esófago, estómago, hígado y mama).

La mala alimentación. La dieta occidental a menudo contiene demasiadas calorías, demasiadas proteínas animales, demasiada grasa, demasiada sal y azúcar y una falta de frutas y verduras, así como de cereales integrales. Según la Organización Mundial de la Salud, los factores dietéticos son responsables del 30% de los cánceres en Occidente, y alrededor del 20% en los países en desarrollo.

Otros factores de riesgo importantes

La obesidad y el sobrepeso. La obesidad resulta de la acumulación gradual de grasa, o de tejidos adiposos, bajo la piel y entre las vísceras. Se trata de exceso de grasa que puede provocar problemas de salud a corto y largo plazo. Algunos expertos dicen que la obesidad es comparable, para el organismo, a un envejecimiento aproximado de 20 años.  Cabe distinguir la obesidad y el sobrepeso, que también consiste en un exceso ponderal, pero menos importante. En ambos casos, al ser el resultado de un estilo de vida sedentario y de una mala alimentación, el sobrepeso constituye un factor de riesgo muy importante para varios tipos de cáncer, incluyendo el cáncer de esófago, colon, mama, endometrio y riñón.

Inactividad física. Además de causar sobrepeso, la inactividad física impide el buen funcionamiento de algunos mecanismos esenciales para mantener una buena salud. Una buena forma física reduce en particular el riesgo de cáncer del colon y de cáncer de mama.

La exposición a productos químicos cancerígenos. Según las cifras más bajas, la exposición a ciertos contaminantes químicos conocidos como carcinógenos o mutágenos es responsable del 4% de los casos de cáncer en los países desarrollados. Se trata, entre otras, de las sustancias químicas a las que se puede estar expuesto en su lugar de trabajo (arsénico, asbesto, benceno, etc.), de ciertos productos de limpieza, de los disolventes de pintura, del radón terrestre que se filtra en los sótanos de las casas y de los pesticidas en tierras de cultivo (una causa reconocida de la leucemia en los niños).

Esta cifra del 4% causa mucha polémica y se estima que los contaminantes cancerígenos serían muchos numerosos. Para los ambientalistas, los factores ambientales estarían implicados, ya sea como iniciador o promotor, en más del 60% de los cánceres. Ya que esta hipótesis todavía no está respaldada por datos científicos, no se acepta como segura. Sin embargo, este tipo de contaminantes no se limitan al entorno profesional. Durante las actividades cotidianas como la limpieza, el bricolaje o la jardinería, uno está expuesto a estos mismos contaminantes. Hasta ahora esta exposición ha sido descuidada debido a que las dosis implicadas en este tipo de exposición se consideraban insignificantes y sin toxicidad, pero el panorama está cambiando.

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Cada vez más, la exposición a dosis bajas se considera un factor suficiente para que se tome realmente en serio la toxicidad, y la cuestión del «efecto cóctel» de estas dosis bajas se añade a las preocupaciones. El efecto cóctel establece que aunque una molécula de forma aislada sea parcialmente inofensiva, su combinación con otra de fuente diferente (disolventes+ ftalatos, por ejemplo) en el cuerpo puede convertirse en un agente carcinógeno mortal. La proliferación de las fuentes de exposición a moléculas químicas es una verdadera fuente de preocupación para muchos científicos. En este momento, hay más de 30 000 moléculas químicas presentes en el mercado que no han pasado ninguna prueba de toxicidad.

La inflamación es un proceso natural en el cuerpo que también estimula el crecimiento del cáncer. La inflamación aparece con la lesión de los tejidos: golpes, cortes, quemaduras, envenenamiento, infección. En esta ocasión, los glóbulos blancos de la sangre liberan mediadores químicos: citocinas, quimiocinas, prostaglandinas, leucotrienos, etc .. para orquestar el proceso de curación. En el caso de padecer un cáncer, este último utilizará este mecanismo para difundirse en el cuerpo. Por otra parte, la inflamación crónica debilitará localmente los tejidos pertinentes y promoverá el desarrollo de cáncer en esta zona.

Las infecciones crónicas. Algunos microbios, parásitos, y sobre todo virus pueden causar cáncer. Ellos serían responsables del 18% de todos los casos de cáncer en el mundo, especialmente en los países en desarrollo. Estas cifras han sido criticadas por el Nobel de Medicina francesa, el profesor Luc Montagnier, que las considera subestimadas en un 10%. Por ejemplo, cabe incluir el virus del papiloma (para el cáncer de cuello uterino), el virus de la hepatitis B y C (para el cáncer de hígado), la fasciola hepática (para el cáncer de las vías biliares), el helicobacter pylori (para el cáncer de estómago) y el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) (para el sarcoma de Kaposi y el linfoma).

La exposición exagerada al sol. La radiación ultravioleta (UV) en altas dosis puede provocar un cáncer de piel a largo plazo.

Factores adicionales: los factores psicológicos

Los factores psicológicos juegan un papel controvertido en el desarrollo de cáncer. Sobre la base de una variedad de estudios, unos científicos han tratado de identificar a un tipo de persona más propensa a sufrir de la enfermedad.

Los factores psicológicos juegan un papel controvertido en el desarrollo de cáncer. Sobre la base de una variedad de estudios, unos científicos han tratado de identificar a un tipo de persona más propensa a sufrir de la enfermedad. Apodada como personalidad de tipo C, describe a las personas que tienden a reprimir constantemente sus sentimientos y a renunciar fácilmente. Basándose simplemente en pruebas de personalidad, algunas investigaciones han sido capaces de predecir hasta 40% de los cánceres que se iban a desarrollar 15 años más tarde. Sin embargo, otros estudios no han podido establecer un vínculo claro entre el tipo de personalidad y la aparición de cáncer.

En cuanto al estrés y la depresión, se reconoce que estos factores influyen en la disminución de vigor del sistema inmune. Sin embargo, es muy difícil delimitar la proporción de estos factores en la formación de cáncer, una enfermedad que se desarrolla durante varios años. Las personas deprimidas con cáncer tienden a reportar más eventos adversos que la media, lo que puede sesgar los resultados del estudio. Algunos autores creen sin embargo que la combinación de una personalidad de tipo C y el estrés crónico aumenta el riesgo de cáncer. Esto afectaría sobre todo las personas que sienten una sensación de impotencia durante un largo periodo de tiempo. Sin embargo, lo que es cierto, es que sin causar directamente el desarrollo del cáncer, el estrés resulta ser un gran promotor debido a su relación con los mecanismos de la inflamación.

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Los comportamientos autodestructivos como la mala alimentación y la inactividad física pueden ser una señal de una falta de escucha de uno mismo.  El hecho de no consultar a un médico o terapeuta también significa no escuchar sus señales internas.

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