¿Duermes poco, sufres de insomnio? Puede ser la tiroides…

Escrito por Elena Ramos

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Rita es una secretaria de empresa de 38 años que ha consultado a varios médicos por su persistente dificultad para dormir. Se acuesta a las 22.30, se levanta a las 6.30, pero está despierta desde las 4.30. No duerme la siesta durante el día a pesar de sentirse cansada y desganada. Ha intentado hacer ejercicio antes de ir a trabajar, pero ha desistido por falta de energía. Por prescripción médica, tomó varios fármacos (zolpidem, zopiclona, clonazepam, amitriptilina, ácido valproico lorazepam, levomepromazina) pero sin mejoras sustanciales en la calidad del sueño. Además, la piel seca, la caída del cabello, las uñas quebradizas, las irregularidades menstruales y los frecuentes dolores de cabeza se acompañan de dislipidemia y aumento de peso (unos 10 kilos en dos años).

Portadora de un adenoma hipofisario, se somete a una ecografía tiroidea que muestra un pequeño bocio con hipotiroidismo. La polisomnografía nocturna muestra una reducción del sueño profundo y un aumento de la vigilia en ausencia de eventos respiratorios significativos. Tras varios controles terapéuticos y con el seguimiento continuo del especialista en endocrinología, la administración de una terapia sustitutiva (hormona tiroidea) ha mejorado notablemente el sueño de Rita, haciéndola más despierta y enérgica durante el día con la consiguiente pérdida de peso, normalización del colesterol y regularidad del ciclo menstrual.

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Hormonas y descanso

Los hombres y las mujeres siempre han experimentado el delicado entrelazamiento del sueño y las hormonas. El ciclo menstrual femenino suele ir acompañado de cambios de humor con períodos inexplicables de irritabilidad e insomnio cerca de la menstruación. En los pacientes diabéticos, la caída de la glicemia por debajo de los valores normales, en caso de ayuno o de sobredosis de insulina, provoca somnolencia debido al bajo flujo de azúcares a las células cerebrales. En las personas que roncan mucho, la apnea del sueño inhibe la hormona que controla la diuresis, lo que provoca numerosos despertares para ir al baño (nicturia).

La deficiencia de melatonina, una hormona que se inhibe con la exposición a la luz, retrasa la conciliación del sueño y lo vuelve frágil. La historia de Rita confirma la conocida relación entre la función tiroidea y la calidad del sueño y nos recuerda que no es conveniente insistir en la toma de fármacos hipnóticos cuando éstos resultan ineficaces. El impacto del hipotiroidismo tenía también consecuencias en la esfera psíquica haciendo que el paciente estuviera cansado y apático. Pero, una vez más, resulta crucial centrar la atención no en los síntomas (insomnio, falta de energía) sino en las causas de los trastornos (hipotiroidismo).

Hipotiroidismo y sueño

Este síndrome se caracteriza por alteraciones metabólicas, cardiovasculares, reproductivas, dermatológicas y osteotendinosas. Los pacientes son más vulnerables a esta enfermedad en determinadas etapas de la vida, como el embarazo o la vejez. En cuanto a la esfera mental, el curso de los pensamientos se ralentiza, predominan la fatiga y la astenia, los pacientes se quejan de trastornos de la memoria y de dificultad para concentrarse, y a menudo se hace un diagnóstico erróneo de depresión o demencia. En el hipotiroidismo, el ritmo sueño-vigilia puede estar alterado con una somnolencia diurna excesiva y un sueño nocturno prolongado, que mejora con la administración de la hormona tiroidea.

El hipotiroidismo subclínico se ha documentado en el 10-15% de los pacientes con síndrome de apnea obstructiva del sueño, en los que la reducción del estado de alerta y la ralentización psicomotriz están causadas en parte por la reducción de la función tiroidea y la posible compresión anatómica en las vías respiratorias superiores. De hecho, el hipotiroidismo avanzado puede provocar macroglosia, aumento de peso, disfunción muscular y depósitos de tejido adiposo en el tracto respiratorio superior con disminución del control ventilatorio. Por lo tanto, la recomendación para los pacientes con apnea o trastornos del sueño que no responden a la terapia convencional es someterse a un estudio tiroideo, incluidos los niños en los que el hipotiroidismo puede estar asociado a la apnea del sueño.

Encontrar la dosis adecuada

En el hipotiroidismo primario, la hormona hipofisaria TSH está siempre elevada, pero si la tropina tiroidea es normal o baja, debe considerarse una patología selar como en el caso de Rita. En las patologías tiroideas, el tratamiento sustitutivo debe adaptarse al paciente como un vestido personalizado. En particular, una cantidad excesiva de hormona tiroidea puede provocar trastornos molestos, como palpitaciones, cambios bruscos de humor e insomnio, que requieren múltiples retiradas y ajustes adecuados. En el caso de Rita, la dosis correcta de la terapia de sustitución sólo se encontró tras varios intentos, pero al final, la dosis adecuada le permitió recuperar la armonía en su ritmo de sueño y vigilia y un mayor bienestar general.

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