El consumo de azúcar también alimenta a las bacterias hipervirulentas

Escrito por Elena Ramos

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El consumo de azúcar: Un estudio muy importante publicado en la prestigiosa revista Nature indica que la aparición de cepas hipervirulentas de la peligrosa bacteria Clostridium difficile se debe a su capacidad para metabolizar la trehalosa, un azúcar añadido a varios productos alimenticios industriales.

El Clostridium difficile es una bacteria intestinal oportunista, que puede desarrollarse como resultado de un debilitamiento de la flora intestinal, por ejemplo mediante el uso de antibióticos. Cuando las condiciones son favorables, esta bacteria puede causar un daño considerable al intestino al producir dos temidas toxinas que reducen drásticamente la absorción de agua por la membrana intestinal y causan diarrea grave. En los casos más graves, la enfermedad puede incluso degenerar en colitis pseudomembranosa y causar una perforación del colon que conduce a la peritonitis.

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Las infecciones causadas por C. difficile deben tomarse muy en serio, sobre todo porque las esporas de esta bacteria son muy resistentes a los antisépticos más utilizados y, por lo tanto, pueden acabar en hospitales o centros de atención a largo plazo donde infectan a personas ya debilitadas.

La aparición repentina de infecciones que no pueden ser tratadas con antibióticos

Entre 2001 y 2006 aparecieron repentinamente cepas epidémicas muy virulentas de C.difficile en América del Norte y varios países europeos. La mayoría de estas cepas se originaron a partir de un único linaje de C.difficile, llamado ribotipo 027 (RT0272), que desde entonces se ha extendido a nivel mundial.

La llegada repentina de esta cepa hipervirulenta (así como de otra, llamada RT078) es muy preocupante, ya que la infección con estas bacterias se asocia con un aumento drástico de las muertes causadas por C. difficile. Cómo estas dos cepas fueron capaces de aparecer de la nada y extenderse tanto en tan poco tiempo ha sido un gran misterio hasta ahora.

Las bacterias hipervirulentas que se alimentan del azúcar que consumimos

Un estudio muy importante sugiere que esta explosión de cepas hipervirulentas de C. difficil se debe a su capacidad para utilizar la trehalosa, un azúcar que se utiliza como aditivo en un gran número de alimentos fabricados a escala industrial. La secuenciación del genoma de las dos cepas epidémicas actuales muestra que cada una de ellas tiene mutaciones que les permiten metabolizar este azúcar, incluso cuando está presente en cantidades muy pequeñas, y generar así la glucosa esencial para su crecimiento. Este uso de la trehalosa es importante porque permite que las dos cepas bacterianas produzcan mayores cantidades de toxinas que atacan el intestino del huésped, aumentando al mismo tiempo su virulencia.

No más azúcar de Trehalosa, no más bacterias resistentes

Como señalan los autores, la Trehalosa era un azúcar bastante caro antes de 1995 y, por consiguiente, se utilizaba muy poco en la industria alimentaria. Sin embargo, la mejora de las técnicas de producción ha reducido drásticamente los costos y, desde el año 2000, este azúcar se añade a una gran parte de la industria alimentaria.

No más azúcar de Trehalosa, no más bacterias resistentes

Como señalan los autores, la Trehalosa era un azúcar bastante caro antes de 1995 y, por consiguiente, se utilizaba muy poco en la industria alimentaria. Sin embargo, el mejoramiento de las técnicas de producción ha reducido drásticamente los costos y, desde los años 2000, este azúcar se añade a una gran variedad de productos, como la pasta, los helados, las delicatessen, las sopas y los pasteles. La aparición de cepas epidémicas de C. difficile a principios del milenio (2001-2006) coincide con un mayor consumo de trehalosa por parte de la población, lo que sugiere claramente que la presencia de este azúcar en el intestino permitió la aparición de estas cepas hipervirulentas.

Reducción del consumo de azúcar industrial

Estas observaciones son otro ejemplo de los múltiples problemas que pueden derivarse del consumo excesivo de alimentos industriales. Estos productos son, en su mayoría, creaciones que son mucho más una cuestión de química que de arte culinario, con una gama de aditivos que sirven para mejorar la textura y la vida útil de estos productos. El ejemplo de la trehalosa muestra que algunos de estos aditivos no son tan inofensivos como podemos pensar y que para mantenerse saludables, se mantiene una buena estrategia para minimizar el consumo de alimentos procesados industrialmente y para favorecer más bien los alimentos reales, especialmente los de origen vegetal.

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