Consejos para controlar la alimentación emocional y bajar de peso

Escrito por Elena Ramos

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La alimentación emocional puede sabotear sus esfuerzos de pérdida de peso. Aquí están los mejores consejos para controlar sus hábitos alimenticios.

A veces los antojos más fuertes de comida ocurren cuando estás en tu nivel emocional más bajo. Puedes recurrir a la comida para consolarte, consciente o inconscientemente, cuando te enfrentas a un problema difícil, sintiéndote estresado o incluso aburrido.

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La alimentación emocional puede sabotear tus esfuerzos de pérdida de peso. A menudo lleva a comer en exceso. Y especialmente demasiadas comidas altas en calorías, dulces y grasas. La buena noticia es que si te sientes inclinado a comer emocionalmente, puedes tomar medidas para recuperar el control de tus hábitos alimenticios y volver a encaminarte hacia tus objetivos de pérdida de peso.

Cómo funciona el ciclo estado de ánimo – alimentación – pérdida de peso

La alimentación emocional es una forma de suprimir o calmar las emociones negativas. Como el estrés, la ira, el miedo, el aburrimiento, la tristeza y la soledad. Los grandes acontecimientos de la vida o, más comúnmente, las molestias de la vida cotidiana pueden desencadenar emociones negativas que llevan a una alimentación emocional. Esto interrumpirá sus esfuerzos de pérdida de peso. Estos factores desencadenantes pueden ser los siguientes:

  • Los conflictos en las relaciones
  • El trabajo u otros factores de estrés
  • Cansancio
  • Presiones financieras
  • Problemas de salud
  • Aunque algunas personas comen menos frente a las emociones fuertes, si se encuentran en una situación de angustia emocional, pueden recurrir a una alimentación impulsiva o bulímica. Esto lleva a comer rápidamente lo que quieres sin placer.

De hecho, las emociones pueden llegar a estar tan ligadas a los hábitos alimentarios que automáticamente llevan a buscar una golosina cuando se está enfadado o estresado sin pensar en lo que está haciendo.

La comida también sirve como distracción. Si te preocupa un evento próximo o si estás en medio de un conflicto, por ejemplo, puedes concentrarte en la comida reconfortante en lugar de la situación dolorosa.

No importa qué emociones te hagan comer en exceso, el resultado final es a menudo el mismo. El efecto es temporal, las emociones regresan y probablemente llevas la carga extra de la culpa por posponer tu objetivo de pérdida de peso. Esto también puede llevar a un ciclo no saludable. Tus emociones te empujan a comer demasiado. Te culpas por no haber alcanzado tu objetivo de pérdida de peso. Te sientes mal y vuelves a comer demasiado.

¿Cómo se vuelve a la normalidad?

Cuando las emociones negativas amenazan con desencadenar una comida emocional, puedes tomar medidas para controlar los antojos. Aquí hay algunos consejos para ayudarte a dejar de comer por razones emocionales:

Lleva un diario de alimentos

Anota lo que comes, cuánto comes, cuándo comes. Cómo te sientes cuando comes y cuánta hambre tienes. Con el tiempo, puedes ver patrones que revelan la conexión entre el estado de ánimo y la comida.

Controla tu estrés

Si el estrés contribuye a tu alimentación emocional, prueba una técnica de manejo del estrés como el yoga, la meditación o la respiración profunda.

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Haz un análisis del hambre

¿Tu hambre es física o emocional? Si has comido hace sólo unas horas y tu estómago no hace ruido, probablemente no tengas hambre.

Dejar pasar el ansia

Un antojo emocional de comida dura unos 20 minutos. Espera y pasará por sí solo.

Buscar ayuda

Es más probable que cedas a la alimentación emocional si no tienes una buena red de apoyo. Confía en la familia y los amigos o considera la posibilidad de unirte a un grupo de apoyo.

Lucha contra el aburrimiento

En lugar de comer cuando no tienes hambre, distráete y adopta un comportamiento más saludable. Salir a caminar, ver una película, jugar con tu gato, escuchar música, leer, navegar por Internet o llamar a un amigo.

Eliminar la tentación

No guardes alimentos reconfortantes difíciles de resistir en tu casa. Y si te sientes enfadado o deprimido, aplaza tu visita al supermercado hasta que tengas tus emociones bajo control.

No te prives

Cuando intentas perder peso, es posible que limites demasiado las calorías, que comas los mismos alimentos una y otra vez y que prohíbas las golosinas. Esto sólo puede aumentar tus antojos de comida, especialmente en respuesta a tus emociones. Come cantidades satisfactorias de alimentos más sanos, disfruta de una golosina ocasional y añade variedad para ayudar a reducir los antojos.

Come bocadillos saludables

Si sientes la necesidad de comer entre comidas, elige un bocadillo saludable, como fruta fresca, verduras con salsa baja en grasas, nueces o palomitas de maíz sin mantequilla. O prueba las versiones bajas en calorías de tus alimentos favoritos para ver si satisfacen tus antojos.

Aprende del fracaso

Si tienes un episodio de comida emocional, perdónate y empieza de nuevo al día siguiente. Intenta aprender de la experiencia y hacer un plan para prevenirlo en el futuro. Concéntrate en los cambios positivos que estás haciendo en tus hábitos alimenticios y toma el crédito por hacer cambios que te lleven a una mejor salud.

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Cuándo buscar ayuda profesional

Si has probado las opciones de autoayuda pero sigues sin poder controlar tu alimentación emocional, considera la posibilidad de hacer una terapia con un profesional de la salud mental. La terapia puede ayudarte a entender por qué comes emocionalmente y ayudarte a desarrollar habilidades para afrontarlo. La terapia también puede ayudarte a averiguar si tienes un trastorno alimentario, que puede estar relacionado con la alimentación emocional.

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