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Los frutos secos ayudan a prevenir el cáncer de páncreas: La gran mayoría de los cánceres de páncreas son incurables y la prevención sigue siendo el único enfoque válido para luchar contra esta enfermedad. En este sentido, resultados recientes indican que el simple hecho de comer regularmente nueces podría reducir significativamente el riesgo de verse afectado por este cáncer mortal.
Las autopsias realizadas a personas fallecidas por causas distintas al cáncer revelan que el 75% de la población presenta lesiones precancerosas en el páncreas. Esta cifra es muy superior a la incidencia detectada clínicamente del cáncer de páncreas (1,5%), lo que significa que, aunque tenemos un alto riesgo de vernos afectados por esta enfermedad, nuestros sistemas de defensa son capaces, en su mayoría, de mantener estos tumores microscópicos en estado latente e inofensivo.
Esta protección natural es importante porque, cuando alcanza una fase avanzada, el cáncer de páncreas es una enfermedad devastadora que deja a los afectados con pocas posibilidades. En la mayoría de los casos no hay síntomas a medida que el cáncer avanza, y cuando aparecen los primeros signos (ictericia, pérdida de peso, fatiga, dolor abdominal o de espalda), suele ser demasiado tarde: el cáncer ya ha empezado a extenderse al tejido circundante en forma de metástasis y es inoperable. La carga asociada al cáncer de páncreas es escalofriante: menos del 5% de todos los pacientes están vivos cinco años después del diagnóstico, y de aquellos cuyos tumores no pueden ser operados, la mitad muere en los seis meses siguientes al diagnóstico.
El sobrepeso, el tabaco, el azúcar, el páncreas no resiste
La elevada mortalidad asociada al cáncer de páncreas hace que la prevención sea el único enfoque real para reducir significativamente el impacto destructivo de esta enfermedad. Quizá el factor de riesgo mejor caracterizado sea el tabaquismo, ya que los fumadores que fuman un paquete al día tienen un riesgo 3 veces mayor de padecer cáncer de páncreas. Varias observaciones sugieren que las personas obesas también tienen un mayor riesgo de desarrollar cáncer de páncreas.
El sobrepeso conduce muy a menudo a la resistencia a la insulina, lo que significa que los órganos del cuerpo no responden a la señal de esta hormona y ya no son capaces de captar adecuadamente el azúcar presente en la sangre. El exceso de azúcar e insulina resultante puede convertirse en una diabetes de tipo 2, creando condiciones inflamatorias propicias para la progresión del cáncer. En otras palabras, el humo del cigarrillo, al igual que los factores metabólicos asociados a la obesidad, desestabiliza nuestros mecanismos de defensa internos y permite que los numerosos tumores microscópicos que se forman espontáneamente en el páncreas sigan creciendo dentro de este órgano.
75.680 mujeres seguidas durante 30 años
Además de tener múltiples efectos positivos sobre la salud cardiovascular debido a su contenido en grasas poliinsaturadas y fibra, las investigaciones de los últimos años indican que los frutos secos también pueden mejorar la sensibilidad a la insulina y reducir el riesgo de diabetes de tipo 2.
Según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Harvard, este impacto positivo de los frutos secos podría traducirse en una reducción significativa del riesgo de cáncer de páncreas: al examinar los hábitos alimenticios de 75.680 mujeres a lo largo de 30 años, descubrieron que las que comían una ración de frutos secos (28 g) dos veces por semana tenían un riesgo un 35% menor de desarrollar cáncer de páncreas que las que nunca comían frutos secos.
Estas observaciones ilustran una vez más cómo pequeños cambios en el estilo de vida, muy fáciles de adoptar, pueden tener un impacto extraordinario en la salud, incluso para enfermedades tan terribles como el cáncer de páncreas.
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