Inflamación crónica: Los Omega-3 actúan como el cannabis

Escrito por Elena Ramos

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Según un sorprendente estudio bioquímico reciente, el efecto antiinflamatorio de los omega-3 se debe a su transformación en moléculas similares a las que se encuentran en el cannabis: los cannabinoides y la activación de los receptores analgésicos específicos de estas moléculas.

El cannabis es una planta muy conocida que se ha utilizado como sustancia euforizante durante por lo menos 4.000 años y sigue siendo hoy en día la droga ilícita más popular del mundo, con no menos de 185 millones de consumidores habituales. Los efectos psicoactivos del cannabis se deben en gran medida al D9 – tetrahidrocannabinol (THC), el principal cannabinoide producido por la planta. Al interactuar con ciertos receptores del cerebro, el THC altera la liberación de neurotransmisores, alterando así varios procesos mentales (emociones, percepción sensorial, memoria, apetito) que son característicos de los efectos del consumo de cannabis.

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El cerebro produce sus propias moléculas contra el dolor y contra el estrés

Los receptores de los cannabinoides en nuestro cerebro no sólo son activados por el THC del cannabis: el cuerpo humano produce sustancias endógenas que tienen estructuras similares a las de los cannabinoides (endocannabinoides) y que también pueden influir en varios procesos mentales. Por ejemplo, recientemente se ha demostrado que la euforia del corredor, es decir, la sensación de bienestar que acompaña a la actividad física, se cree que se debe a los efectos ansiolíticos y analgésicos de una sustancia endocannabinoide llamada anandamida. Así que no es de extrañar que el ejercicio mejore el estado de ánimo.

Omega-3, cannabis: los mismos receptores estimulados

Una nueva clase de endocannabinoides acaba de ser descubierta por un equipo de la Universidad de Illinois. Los investigadores hicieron el sorprendente descubrimiento de que el ácido docosahexaenoico (DHA) y el ácido eicosapentaenoico (EPA), dos ácidos grasos omega-3 de cadena larga que se encuentran en los pescados grasos, podrían ser modificados por una serie de complejas reacciones bioquímicas en los endocannabinoides. Esta transformación parece desempeñar un papel fundamental en las bien documentadas propiedades antiinflamatorias de estos omega-3, ya que los endocannabinoides producidos a partir de estas moléculas interactúan específicamente con el receptor cannabinoide CB2, del que se sabe que está implicado en el efecto analgésico de estas moléculas.

En efecto, los estudios demuestran que la activación de esos receptores por el cannabis puede reducir considerablemente la inflamación y algunos dolores crónicos, razón por la cual el uso médico del cannabis se considera cada vez más una alternativa válida al tratamiento de ciertos trastornos como el dolor neuropático o las enfermedades inflamatorias como la artritis reumatoide y la colitis ulcerosa. Al activar estos mismos receptores, los endocannabinoides omega-3 podrían, por lo tanto, imitar de alguna manera este fenómeno, lo que contribuiría a sus propiedades antiinflamatorias. Pero sin los efectos psicotrópicos de la resina u hoja de cannabis.

Propiedades antiinflamatorias de los omega-3

Estas observaciones ilustran hasta qué punto la naturaleza de las grasas de nuestra alimentación puede influir en gran medida en el desarrollo de la inflamación, un importante factor de riesgo para todas las enfermedades crónicas que afectan actualmente a nuestra sociedad (enfermedades cardiovasculares, diabetes de tipo 2, varios tipos de cáncer). La dieta moderna contiene mucho más omega-6 pro-inflamatorio que el omega-3 y este desequilibrio contribuye a la creación de un clima inflamatorio en nuestro cuerpo. Aumentar la ingesta de ácidos grasos omega-3 puede restaurar este equilibrio y evitar la creación de un clima de inflamación crónica en nuestros tejidos.

Los peces grasos (salmón, sardinas, caballa) son la principal fuente de omega-3 de cadena larga, y comer una o dos porciones de estos peces por semana es la forma más fácil de llegar a ellos. Esto es tanto más importante cuanto que, además de sus propiedades antiinflamatorias, estos omega-3 ejercen varios efectos benéficos adicionales en el organismo, en particular en la transmisión de los impulsos nerviosos y en la prevención de los episodios de arritmias cardíacas, que suelen ser responsables de embolias y muertes súbitas. La investigación bioquímica siempre está llena de sorpresas sorprendentes.

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