Piel y sol: proteja su piel de los riesgos de cáncer

Escrito por Elena Ramos

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El verano ya está aquí. La playa y la ropa corta van a estar a la orden del día durante las próximas semanas, lo que favorecerá la exposición de la piel al sol. Pero la exposición de la piel a la radiación UV provoca una cascada de acontecimientos bastante compleja. A corto plazo, la acción de los rayos UVB es muy positiva, porque desencadenan una serie de reacciones bioquímicas que permiten la producción de vitamina D. Esta vitamina es absolutamente esencial para el mantenimiento de una buena salud, por lo que es muy beneficioso exponerse al sol durante períodos cortos (de 5 a 15 minutos en verano) para aprovechar sus beneficios.

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El bronceado no protege la piel de los peligros del sol

Sin embargo, con una exposición excesiva al sol, los rayos UV causan daños importantes en las células de la piel al generar radicales libres, inflamación y mutaciones genéticas en el ADN de estas células. En respuesta a este daño, las células intentan proteger la piel de más daños orquestando la producción de melanina. Sin embargo, este bronceado ofrece poca protección, equivalente a un factor de protección de crema solar de 3. En otras palabras, la exposición repetida y excesiva de la piel al sol, esté o no bronceada, favorece la acumulación de mutaciones genéticas que pueden desencadenar el desarrollo del cáncer.

El exceso de sol aumenta drásticamente el riesgo de cáncer de piel

Este importante impacto del sol en el riesgo de mutaciones queda sorprendentemente ilustrado por un estudio publicado en la revista Science. Utilizando como material de partida biopsias de piel tomadas durante una blefaroplastia (extirpación del exceso de piel de los párpados) de personas de entre 55 y 73 años, un equipo de científicos británicos examinó la presencia de mutaciones en 74 genes que se sabe que están implicados en el desarrollo de carcinomas de células escamosas. Los resultados son sorprendentes: aunque estén sanos y no muestren signos de cáncer, cada centímetro cuadrado de piel contiene, sin embargo, ¡más de 100 mutaciones en uno u otro de estos oncogenes!

En general, esto significa que incluso en una persona sana, alrededor del 25% de las células de la piel expuestas al sol ya han alcanzado una fase precancerosa y, por tanto, corren un riesgo muy elevado de adquirir las pocas mutaciones adicionales que desencadenarán el desarrollo del cáncer.

Las mismas reglas se aplican a la protección de la piel y el cuerpo

Todos somos portadores de células precancerosas, pero el cáncer puede prevenirse reduciendo el ritmo al que se producen estas mutaciones y manteniendo estas células en una fase temprana y segura. En el caso de los cánceres de piel, esto significa obviamente evitar la exposición innecesaria al sol y utilizar cremas protectoras. Pero el mismo razonamiento se aplica a todos los cánceres: es posible retrasar la progresión de las células precancerosas adoptando buenos hábitos de vida que impidan la acumulación de mutaciones, como evitar el tabaquismo, mantener un peso corporal normal, comer muchas verduras y hacer actividad física.

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