Hepatitis alcohólica: demasiado alcohol y el hígado se resiente

Escrito por Elena Ramos

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La hepatitis alcohólica es una enfermedad inflamatoria del hígado. La causa principal es el consumo frecuente y abundante de alcohol. El consumo de cantidades excesivas de alcohol puede dañar las células del hígado, lo que puede provocar su inflamación y cicatrización. La afección puede ser leve o grave. En los casos graves, una persona puede necesitar un trasplante de hígado si no recibe tratamiento o deja de beber alcohol durante las primeras fases.

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Este artículo explora la relación entre el alcohol y el hígado, los síntomas y las causas de la hepatitis alcohólica y las posibles opciones de tratamiento.

¿Qué es la hepatitis alcohólica?

La hepatitis alcohólica es un tipo de enfermedad hepática alcohólica que se produce cuando una persona consume más alcohol del que el hígado puede soportar. La hepatitis alcohólica se define como una enfermedad caracterizada por la rápida aparición de síntomas y la inflamación del hígado debido al consumo excesivo de alcohol. El hígado es el segundo órgano más grande del cuerpo. Se encuentra en el lado derecho del torso, debajo de la caja torácica. Su función principal es convertir los alimentos y las bebidas en nutrientes que el organismo pueda utilizar fácilmente. El hígado también filtra los venenos y las sustancias nocivas, incluido el alcohol, de la sangre.

El hígado descompone el alcohol para eliminarlo del organismo. Sin embargo, el alcohol puede dañar y destruir las células hepáticas, y el hígado sólo puede procesar el alcohol en pequeñas dosis. El exceso de alcohol circula por el cuerpo. Beber más alcohol del que el cuerpo puede procesar puede causar graves lesiones o daños en el hígado.

El alcohol y el hígado

El alcohol etílico o etanol es un ingrediente de la cerveza, el vino y los licores que causa intoxicación. Este afecta a todos los órganos del cuerpo y al sistema nervioso central. La forma en que una persona siente los efectos del alcohol depende directamente de la cantidad que consume. El consumo excesivo de alcohol puede provocar diversos problemas de salud, como:

  • cirrosis, o cicatrización del hígado
  • inflamación del páncreas
  • cáncer
  • presión arterial alta
  • problemas psicológicos
  • dependencia del alcohol

El alcohol puede dañar al feto durante el embarazo y aumentar el riesgo de muerte súbita. También puede provocar accidentes de tráfico no intencionados y violencia.

Signos y síntomas de la hepatitis alcohólica

Uno de los signos más comunes de la hepatitis alcohólica es la ictericia, es decir, el color amarillo de la piel y los ojos. Otros síntomas pueden ser:

  • pérdida de apetito
  • náuseas
  • vómitos
  • dolor de estómago y sensibilidad
  • fiebre
  • fatiga y debilidad
  • pérdida de peso

La hepatitis alcohólica puede ser leve o grave. La enfermedad puede revertirse en las primeras etapas dejando de beber alcohol. La hepatitis alcohólica grave puede producirse sin previo aviso y provocar complicaciones potencialmente mortales, como la insuficiencia hepática. Cuando la afección se vuelve grave, los síntomas son los siguientes:

  • acumulación de líquido en la parte superior del cuerpo
  • confusión y cambios de comportamiento
  • insuficiencia hepática y renal

Los signos y síntomas varían de una persona a otra y dependen de la gravedad de la enfermedad. También pueden producirse después de beber alcohol.

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Causas y factores de riesgo de la hepatitis alcohólica

La principal causa de la hepatitis alcohólica es el consumo excesivo de alcohol durante un largo periodo de tiempo. El proceso de descomposición del alcohol en el hígado provoca una inflamación que puede destruir las células hepáticas. Con el tiempo, la cicatrización comienza a reemplazar el tejido hepático funcional en el cuerpo. Esto interfiere en el funcionamiento del hígado. La cicatrización irreversible, o cirrosis, es la etapa final de la enfermedad hepática alcohólica.

Cuando se desarrolla, la cirrosis puede evolucionar rápidamente hacia la insuficiencia hepática. Un hígado dañado también puede impedir el flujo de sangre a los riñones. Esto puede provocar daños e insuficiencia renal. Hay otros factores que pueden contribuir a la hepatitis alcohólica. Por ejemplo, las personas con otros tipos de hepatitis corren un mayor riesgo. Por lo tanto, no deben beber alcohol.

Una persona con hepatitis alcohólica también puede sufrir desnutrición. Beber grandes cantidades de alcohol puede suprimir el apetito. El alcohol puede convertirse en la principal fuente de calorías de una persona. La desnutrición también puede contribuir a la enfermedad hepática.

Otros posibles factores de riesgo pueden ser:

  • mujeres que pueden tener un mayor riesgo de desarrollar hepatitis alcohólica
  • obesidad
  • factores genéticos

Diagnóstico

Algunas personas pueden no mostrar síntomas hasta que la enfermedad alcanza una fase grave.

Un médico podrá:

  • realizar una historia clínica completa
  • realizar un examen físico
  • preguntar por el historial y los hábitos de consumo de alcohol de la persona.

Los análisis de sangre para determinar la existencia de una hepatitis alcohólica pueden incluir:

  • un estudio de la función hepática
  • recuento de células sanguíneas
  • medición del tiempo de sangrado
  • pruebas de electrolitos
  • pruebas de otras sustancias químicas en el cuerpo

Una ecografía, una tomografía computarizada o una resonancia magnética pueden ofrecer una visión más detallada del hígado y de cualquier daño físico. Si las demás pruebas no dan una respuesta clara, el médico puede realizar una biopsia de hígado. Consiste en tomar una pequeña muestra de tejido del hígado con una aguja o quirúrgicamente y analizarla en un laboratorio.

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Los resultados determinarán el tipo y el alcance del problema.

Tratamiento

La principal opción de tratamiento para la hepatitis alcohólica es dejar de beber alcohol. Si se diagnostica a tiempo, la abstinencia de alcohol puede ayudar a revertir el daño hepático. En los casos más avanzados, todavía puede ayudar a prevenir la progresión de la enfermedad. En la actualidad no hay cura para la hepatitis alcohólica, pero el tratamiento tiene como objetivo reducir o eliminar los síntomas y detener la progresión de la enfermedad. La cicatrización del hígado es permanente, pero el hígado puede reparar parte del daño.

El tratamiento tiene como objetivo restablecer la mayor parte posible de la función normal del hígado. Algunas opciones pueden ser:

Cambios en la dieta: Un médico puede recomendar cambios en la dieta. Los suplementos vitamínicos o un plan dietético específico pueden ayudar a corregir el equilibrio de nutrientes en el organismo si una persona está desnutrida tras el consumo habitual de alcohol.

Medicación: Los médicos pueden recetar medicamentos, incluidos los corticosteroides, para ayudar a reducir la inflamación del hígado.

Trasplante de hígado: En casos graves, un trasplante de hígado puede ser la única posibilidad de supervivencia. Sin embargo, el proceso de búsqueda de un donante puede ser largo y complicado.

El médico también puede sugerir otros cambios en el estilo de vida que pueden ayudar a mejorar la salud del hígado. Estos pueden incluir:

  • mantener un peso saludable
  • hacer ejercicio regularmente
  • evitar las toxinas y las drogas ilegales
  • utilizar un preservativo u otro método de barrera durante las relaciones sexuales
  • recibir las vacunas.

Además, se está investigando sobre las medicinas alternativas. Por ejemplo, parece que el cannabidiol puede ayudar a reducir la inflamación del hígado relacionada con el alcohol. Sin embargo, todavía es necesario investigar más. Los médicos probablemente insistirán en que la mejor esperanza para la recuperación es ser consciente de los posibles signos y síntomas y reducir, controlar o detener el consumo de alcohol antes de que la enfermedad progrese.

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Complicaciones

La hepatitis alcohólica puede causar daños graves y duraderos en el hígado, lo que puede dar lugar a graves complicaciones de salud. Suelen deberse a la cicatrización del hígado, al daño de los vasos sanguíneos y a la acumulación de líquido. Las posibles complicaciones de la hepatitis alcohólica pueden ser:

  • Cirrosis:

Se trata de una enfermedad progresiva en la que el tejido cicatricial sustituye gradualmente a las células hepáticas sanas. A medida que el tejido cicatricial se acumula, el hígado empieza a perder su capacidad de funcionar correctamente.

  • Hemorragias internas o varices:

El daño hepático puede aumentar la presión sanguínea en la vena porta, causando hipertensión portal. Debido a la cicatrización, el hígado es incapaz de filtrar la sangre de forma eficaz a través del cuerpo. Esto aumenta la presión arterial, lo que supone una presión adicional sobre los vasos sanguíneos. Esto puede hacer que la sangre fluya a través de otros vasos sanguíneos más finos. Las venas pueden entonces hincharse y sangrar, lo que puede provocar várices esofágicas y hemorragias internas.

  • Desnutrición:

Los problemas nutricionales son comunes en la hepatitis alcohólica, ya que los síntomas pueden afectar al apetito y la función hepática limitada puede afectar a la absorción de los alimentos.

  • Ascitis:

Se trata de una acumulación de líquido en el abdomen que puede producirse cuando el hígado no funciona correctamente. La acumulación de líquido puede provocar malestar y dificultad para respirar.

  • Infecciones:

Las personas también pueden sufrir infecciones. Por ejemplo, puede producirse una peritonitis, una infección del líquido ascítico. Sin un tratamiento rápido, esto puede llevar a un shock séptico.

  • Encefalopatía hepática:

Esta condición describe la inflamación y el deterioro de la función cerebral debido a la presencia de toxinas en la sangre. Cuando el hígado es incapaz de eliminar las toxinas del torrente sanguíneo, éstas pueden entrar en el cerebro y dañar las células cerebrales. Esto puede conducir a daños cerebrales y al coma.

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  • Cáncer de hígado:

Hay pruebas de que el alcohol es un carcinógeno del grupo 1, y el consumo excesivo de alcohol puede aumentar el riesgo de cáncer de hígado.

  • Insuficiencia de órganos:

Además de dañar el hígado, la hepatitis alcohólica puede afectar al flujo sanguíneo de los riñones. Esto se conoce como síndrome hepatorrenal. Sin tratamiento, estos órganos pueden fallar.

Prevención

No todas las personas que beben grandes cantidades de alcohol desarrollan una hepatitis alcohólica. Se necesitan más investigaciones para confirmar por qué algunas personas que beben en exceso desarrollan la enfermedad y otras no. Es importante tener en cuenta que la hepatitis alcohólica puede seguir produciéndose en personas que beben moderadamente, aunque el riesgo es mucho menor. Hasta el 35% de las personas que beben mucho desarrollan una hepatitis alcohólica. De estas personas, el 55% ya tiene cirrosis. Dado que el alcohol puede tener una amplia gama de efectos nocivos para el organismo, se aconseja a las personas que lo consumen que lo hagan con moderación y de forma segura.

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Perspectivas

Si a una persona se le diagnostica hepatitis alcohólica, es posible revertir parte del daño hepático en las primeras fases si deja de beber. Las perspectivas a largo plazo para una persona sin tejido cicatricial en el hígado son positivas. Sin embargo, el pronóstico empeora si la persona sigue bebiendo en exceso y tiene cicatrices en el hígado. Por lo tanto, se aconseja a las personas con hepatitis alcohólica que dejen de beber por completo para mejorar su panorama.

No es posible que reviertan el daño hepático que se produce debido a la cicatrización. Los que siguen bebiendo tienen un peor pronóstico, ya que son más propensos a sufrir diversas complicaciones de salud que ponen en peligro su vida.

Es importante beber alcohol con moderación y conocer los primeros signos de que una persona está bebiendo demasiado.

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