Enfermedad de Alzheimer: nuevo proceso descubierto por investigadores del Instituto del Cerebro de Queensland

Escrito por Elena Ramos

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La enfermedad de Alzheimer, descrita por primera vez en 1907, afecta a cerca del 5% de las personas mayores de 60 años y se caracteriza por una alteración gradual de las funciones cerebrales que implica una grave dificultad para el paciente en la realización de las actividades cotidianas de la vida.

En las personas con demencia, se produce una pérdida de células nerviosas en áreas cerebrales clave. También hay placas amiloides, haces de fibras enredadas y niveles bajos de sustancias químicas, como la acetilcolina, que actúan como neurotransmisores.

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El descubrimiento

Investigadores de la Universidad australiana de Queensland han descubierto un nuevo proceso de siembra en las células cerebrales que podría ser la causa del Alzheimer. Jürgen Götz, investigador de la demencia en el Instituto del Cerebro de Queensland, dijo que el estudio revelaba que las neuronas enredadas, una característica de la enfermedad, forman en parte un proceso celular que se ha desviado. Así, permiten que la proteína tóxica tau entre en las células cerebrales sanas.

Como resultado, se crea un proceso de siembra perjudicial que provoca ovillos tau con pérdida de memoria y otros trastornos. Según los resultados de la investigación, en las personas con Alzheimer los exosomas (es decir, las diminutas bolsas que transportan mensajes dentro o fuera de las células) son capaces de inducir una reacción que perfora las paredes de su propia membrana celular, permitiendo que las semillas tóxicas escapen.

La acumulación de tau genera ovillos y éstos, junto con las placas amiloides, es decir, las proteínas anormalmente configuradas, son las características clave de estas enfermedades neurológicas. Según Juan Polanco, investigador del Instituto del Cerebro de Queensland, además del Alzheimer, este proceso celular podría desempeñar un papel importante en otros trastornos cognitivos, desde la demencia del lóbulo frontal hasta los raros trastornos neurológicos con tau tóxica.

Mientras tanto, por el lado del tratamiento, se sigue experimentando con microburbujas especiales que pueden activarse con ultrasonidos y transportar un medicamento abriéndose paso a través de las paredes de las arterias que alimentan el cerebro. De este modo, permiten obtener la liberación del propio medicamento precisamente en las zonas donde se necesita, para los enfermos de Alzheimer u otras enfermedades neurodegenerativas.

La investigación que examina estos «portadores» invisibles de medicamentos exactamente donde se necesitan, fue llevada a cabo en Australia, por científicos del Grupo de Neurodegeneración Celular y Molecular del QIMR Berghofer, coordinados por Anthony White y Lotta Oikari, junto con académicos de la Universidad de Queensland y de Finlandia. Gracias a los ultrasonidos, en la práctica se ha podido comprobar que las microburbujas cargadas de medicamentos han conseguido atravesar la llamada barrera hematoencefálica, una especie de «frontera» que no permite el paso de muchos compuestos de la sangre a las células cerebrales.

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