Psiquiatría nutricional: el vínculo entre la nutrición y la salud mental

Escrito por Elena Ramos

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La alimentación influye en muchos aspectos de la salud, incluida la salud mental. La ansiedad y la depresión se encuentran entre los problemas de salud mental más comunes del mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión podría ser uno de los principales problemas de salud del mundo en 2030.

La psiquiatría nutricional: un nuevo campo de investigación

No es sorprendente que los investigadores sigan buscando nuevas formas de reducir el impacto de los problemas de salud mental. En lugar de confiar únicamente en las terapias y medicamentos actuales. La psiquiatría nutricional es un área de investigación emergente. Estudia específicamente el papel de la nutrición en el desarrollo y tratamiento de los problemas de salud mental.

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Las dos preguntas principales que surgen en relación con el papel de la nutrición en la salud mental son:

  • ¿Ayuda la alimentación a prevenir los trastornos de salud mental?
  • ¿Son útiles las intervenciones en materia de nutrición para el tratamiento de esos trastornos?

¿Cuándo la dieta previene, reduce o promueve la depresión?

Varios estudios de observación han demostrado una relación entre la calidad general de la alimentación y el riesgo de depresión. Por ejemplo, en un examen de 21 estudios realizados en 10 países se comprobó que una alimentación saludable se asociaba con un menor riesgo de depresión. Una dieta saludable incluye: alto consumo de frutas, verduras, granos enteros, aceite de oliva, pescado, productos lácteos bajos en grasa y antioxidantes. También hay un bajo consumo de alimentos de origen animal.

Por el contrario, una dieta de estilo occidental se asoció con un riesgo significativamente mayor de depresión. Es decir, una dieta que implica: un alto consumo de carnes rojas y procesadas, cereales refinados, dulces, productos lácteos con alto contenido de grasa, mantequilla y papas, así como un bajo consumo de frutas y verduras.

Un estudio anterior encontró resultados similares. Un alto cumplimiento de la dieta mediterránea se asoció con una reducción del 32% del riesgo de depresión.

Más recientemente, un estudio de adultos de más de 50 años de edad relacionó los niveles más altos de ansiedad con dietas altas en grasas saturadas y azúcares añadidos.

También en los niños y adolescentes

Los investigadores han encontrado resultados similares en niños y adolescentes. Por ejemplo, en un examen de 56 estudios realizado en 2019 se encontró una relación entre el alto consumo de alimentos saludables como el aceite de oliva, el pescado, las nueces, las legumbres, los productos lácteos, las frutas y las verduras y la reducción del riesgo de depresión durante la adolescencia.

Tratamiento de los problemas de salud mental a través de la alimentación

Las investigaciones sobre si las intervenciones dietéticas pueden ayudar a tratar los problemas de salud mental son relativamente nuevas y todavía bastante limitadas. El ensayo SMILES fue uno de los primeros ensayos aleatorios controlados para examinar el papel de la dieta en el tratamiento de la depresión.

Durante 12 semanas, 67 personas que sufrían de depresión moderada o severa recibieron asesoramiento dietético. La intervención dietética fue similar a una dieta mediterránea. Se centró en las verduras, frutas, granos enteros, pescados grasos, aceite de oliva extra virgen, legumbres y nueces crudas. También permitió el consumo de cantidades moderadas de carne roja y productos lácteos.

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Al final del estudio, las personas que siguieron esta dieta vieron mejorar significativamente sus síntomas de depresión. Estas mejoras siguieron siendo significativas incluso cuando los científicos tuvieron en cuenta las variables confusionales. Estos incluían el índice de masa corporal (IMC), la actividad física y el tabaquismo. Además, sólo el 8% de las personas del grupo de control lograron la remisión, en comparación con el 32% de las personas del grupo de la dieta.

Aunque estos resultados parecen prometedores, el estudio SMILES fue un pequeño estudio a corto plazo. Por consiguiente, se necesitan estudios más amplios y a más largo plazo para aplicar sus resultados a una población más numerosa.

Por lo tanto, es difícil sacar conclusiones sólidas del conjunto de investigaciones existentes. Esto es particularmente cierto porque el tipo de intervención dietética estudiado varió considerablemente de un estudio a otro. En general, es necesario seguir investigando los hábitos alimentarios específicos y el tratamiento de los trastornos mentales. En particular, se necesita una definición más normalizada de dieta saludable. Así como estudios más amplios y a largo plazo.

¿El papel de los suplementos alimenticios?

Además de los hábitos alimentarios, los científicos están interesados en los posibles efectos que los nutrientes individuales en forma de suplementos alimentarios podrían tener en la salud mental.

Los científicos han encontrado vínculos entre los bajos niveles de ciertos nutrientes como el folato, el magnesio, el hierro, el zinc y las vitaminas B6, B12 y D y el deterioro del estado de ánimo, los sentimientos de ansiedad y el riesgo de depresión.

Los ácidos grasos omega-3 son grasas esenciales que juegan un papel clave en el desarrollo del cerebro y la señalización celular. Un artículo publicado en Frontiers in Physiology explica cómo reducen los niveles de inflamación. Debido a sus efectos antiinflamatorios y a su importancia para la salud cerebral, los científicos han estudiado los posibles efectos de los omega-3 en la salud mental.

En 2018 y 2019, las revisiones de los ensayos controlados aleatorios mostraron que los suplementos de omega-3 eran eficaces en el tratamiento de la ansiedad y la depresión en los adultos. Los expertos recomiendan adquirir la mayoría de estos nutrientes a través de una dieta sana y variada. Toda persona que esté preocupada por no poder satisfacer sus necesidades de nutrientes únicamente a través de la alimentación debe consultar a un médico para saber si los suplementos pueden ser útiles.

Las 3 hipótesis principales del vínculo entre la alimentación y la salud mental

En general, los estudios de observación sugieren que existe un vínculo entre lo que la gente come y su salud mental. Pero todavía no se sabe por qué la comida puede tener este efecto. Existen varias teorías sobre cómo la alimentación puede influir en el estado de ánimo o en el riesgo de afecciones como la depresión y la ansiedad.

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  1. Algunos científicos creen que los efectos inflamatorios de ciertas dietas pueden ayudar a explicar la relación entre la dieta y la salud mental. Varios problemas de salud mental parecen estar relacionados con el aumento de los niveles de inflamación. Los autores de los artículos publicados en las revistas Frontiers in Immunology y Current Neuropharmacology discuten esta relación. Por ejemplo, las dietas asociadas a los beneficios para la salud mental tienden a ser ricas en frutas, verduras, granos enteros y grasas saludables. Todos estos son alimentos ricos en compuestos antiinflamatorios. Las dietas ricas en antioxidantes y alimentos antiinflamatorios se asocian con un riesgo reducido de depresión.
  2. Otra posible explicación es que la dieta puede afectar a las bacterias del intestino, conocidas como el microbioma intestinal. Las investigaciones en curso han encontrado un fuerte vínculo entre la salud intestinal y la función cerebral. Por ejemplo, las bacterias sanas del intestino producen alrededor del 90% del neurotransmisor serotonina, que afecta al estado de ánimo. Además, las primeras investigaciones muestran una posible relación entre un microbioma intestinal sano y menores tasas de depresión.

Dado que la dieta juega un papel importante en la salud y la diversidad del microbioma intestinal, esta teoría es una explicación prometedora de cómo lo que comemos puede afectar a nuestro bienestar mental.

  1. Por último, es posible que la dieta juegue un papel más indirecto en la salud mental. Es posible que las personas que siguen una dieta saludable tengan más probabilidades de adoptar comportamientos que también están vinculados a un menor riesgo de trastornos de salud mental. Estos incluyen la actividad física regular, los buenos hábitos de sueño y el no fumar.

La complejidad de la salud mental

Es importante tener en cuenta que muchos factores pueden influir tanto en los hábitos alimenticios como en la salud mental.

Entre los factores que pueden contribuir a los problemas de salud mental se encuentran los factores biológicos, como la genética, las experiencias de vida y los antecedentes familiares. La situación socioeconómica también puede influir en la salud mental, así como el acceso a los alimentos y la calidad general de la dieta.

La salud mental puede, a su vez, influir en los hábitos alimenticios. Por ejemplo, no es extraño recurrir a alimentos menos saludables, como los dulces o los tentempiés altamente procesados, cuando uno se siente enfadado o molesto. Del mismo modo, muchos antidepresivos y ansiolíticos pueden aumentar el apetito y los antojos. En ambas situaciones, la lucha con la salud mental puede hacer más difícil la adhesión a una dieta saludable.

En general, si bien la dieta puede ser un factor importante para la salud mental, es importante recordar que muchos otros aspectos de la vida también pueden contribuir al estado de ánimo.

Aunque se necesita más investigación, los estudios actuales sugieren que podemos influir en nuestra salud mental a través de nuestras elecciones de alimentos.

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