6 cosas extrañas que la natación le hace a tu cuerpo

Escrito por Elena Ramos

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Si piensas empezar a nadar con regularidad, espera ver los beneficios para todo el cuerpo. Por ejemplo, un estudio publicado en BioMedical Engineering OnLine en 2016 descubrió que ocho semanas de natación de intensidad moderada tenían efectos beneficiosos sobre la presión arterial sistólica, la rigidez arterial y el porcentaje de grasa corporal. Todos los indicadores de riesgo de enfermedad cardíaca. La natación también es excelente para la salud de las articulaciones. Un estudio publicado en The Journal of Rheumatology en 2016 descubrió que nadar durante 45 minutos tres días a la semana durante 12 semanas redujo drásticamente la rigidez y el dolor de las articulaciones en personas mayores con osteoartritis. Las personas que participaron en el estudio también observaron mejoras significativas en sus limitaciones físicas.

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Dicho esto, la natación también puede tener efectos extraños en tu cuerpo, desde el pelo verde (si nadas en una piscina con cloro) hasta los dedos de las manos y los pies arrugados. ¿Cuál de estas dolencias relacionadas con la natación debería preocuparte? Y, lo que es más importante, ¿cómo se pueden arreglar o evitar?

Sigue leyendo para conocer los detalles.

  1. Piel con olor a cloro

Los nadadores suelen quejarse de que huelen a piscina durante días después de nadar. Algunos notan el olor cuando sudan, mientras que otros lo sienten en cuanto se meten en la ducha. Puedes agradecer al cloro por esto. Cuando el cloro se mezcla con el agua, desprende un olor característico. Este olor se hace aún más fuerte cuando la mezcla de cloro y agua reacciona con bacterias, virus y otros microorganismos que también pueden estar en la piscina. Las moléculas resultantes de las reacciones químicas entre el cloro, el agua y los agentes patógenos son atraídas por los lípidos (grasas) de nuestra piel. Estas moléculas permanecen en los poros de la piel hasta que se liberan a través de la transpiración. Por eso el olor puede persistir.

¿Qué hacer al respecto?

Los productos químicos de la piscina son fuertes, por lo que es difícil evitar por completo este olor persistente en la piel. Sin embargo, para minimizar el olor, puede ser útil limitar la cantidad de tiempo que se pasa en la piscina. Cuando salgas de la piscina, o siempre que te tomes un descanso, enjuágate en las duchas de la piscina (lavándote la piel con un limpiador suave si puedes).

  1. Problemas con el cabello

La natación puede tener un efecto desastroso en el cabello de muchas maneras. Por ejemplo, si tu pelo es claro, puedes notar que tus hebras se vuelven verdosas después de nadar en una piscina con cloro (normalmente si has estado en el agua durante varios días seguidos). Se trata de un hecho bastante común. Esto puede ocurrir si la piscina tiene una acumulación de cobre, que puede ser el resultado de tratar el agua con ionizadores minerales para piscinas que contienen cobre. Cuando el cobre se expone al agua y al cloro, se oxida y se une a las proteínas de las hebras del cabello. Esta reacción se produce independientemente del color del cabello, pero el efecto de enverdecimiento sólo es visible en los colores claros.

El cloro se utiliza en las piscinas para eliminar las bacterias nocivas, pero este producto químico también tiene propiedades decolorantes, por lo que puedes notar que tu cabello se ve más claro después de nadar, independientemente de su tono.

¿Qué hacer?

Dúchate en cuanto salgas del agua. Incluso un enjuague rápido ayudará. Cuanto más tiempo permanezcan los productos químicos en el cabello, más probabilidades habrá de que se produzcan cambios. Y si sale al sol, magnificará los efectos blanqueadores del cloro.

Si nadas para hacer ejercicio, usa un gorro de natación. Evitará que el pelo caiga sobre la cara y lo protegerá de los productos químicos de la piscina. Algunas personas encuentran más cómodos los gorros de silicona, mientras que otras prefieren los de licra. Están hechas de una malla suave y no se ajustan a la cabeza como las copas de silicona.

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  1. Sobrecalentamiento

Probablemente sepas que nadar (o pasar tiempo) en agua demasiado fría cuando la temperatura del aire también es demasiado fría tiene sus riesgos. Sin embargo, el agua más caliente también puede ser peligrosa, ya que el cuerpo no puede enfriarse cuando se sobrecalienta. Cuanto más intenso sea el entrenamiento, más importante es asegurarse de que el agua en la que se nada tiene la temperatura adecuada.

Cuando la temperatura del cuerpo aumenta demasiado, se corre el riesgo de sobrecalentamiento, también llamado hipertermia. Los problemas potenciales incluyen calambres por calor, agotamiento por calor, sarpullido por calor, estrés por calor e insolación. Las formas más leves de hipertermia, como los calambres y las erupciones por calor, pueden dar lugar a formas graves, como el agotamiento por calor y la insolación.

¿Qué hacer?

La temperatura ideal de una piscina para hacer ejercicio está entre 28 y 31 grados C, mientras que las piscinas utilizadas para la fisioterapia suelen estar más calientes. En general, las piscinas al aire libre tienen más probabilidades de sobrecalentarse que las piscinas cubiertas (especialmente las diseñadas para la natación por etapas), sobre todo si ese día hace calor y sol.

Si no estás seguro de la temperatura de la piscina que utilizas (e incluso si sabes que el agua en la que estás es la adecuada), presta atención a cómo te sientes a lo largo de tu entrenamiento. Si tú o un compañero de natación notan que la cara, el pecho o la parte superior de la espalda están enrojecidos, o si tienes calambres musculares, tómate un descanso. Del mismo modo, si te sientes cansado, sediento o te duele la cabeza, tómate un descanso. Sal de la piscina, toma una bebida y enjuágate con agua fresca.

  1. La rodilla del nadador

La natación tiene fama de ser suave para las articulaciones, al tiempo que desarrolla la fuerza de todo el cuerpo y una capacidad cardiovascular inmejorable. Pero, como ocurre con cualquier actividad que requiera movimientos repetitivos, pueden producirse lesiones por uso excesivo. Las investigaciones demuestran que la natación, por ejemplo, puede causar inflamación en el interior de las rodillas. Esta lesión, conocida como «rodilla de nadador», suele producirse en personas que practican el estilo braza. La braza requiere una importante rotación externa de la articulación de la cadera. Debido a que el fémur está limitado en su capacidad de rotación externa, la presión en el interior de la rodilla es mayor cuando se realiza la patada. Esto puede hacer que la rodilla trabaje más allá de los límites de sus ligamentos. Este problema se relaciona más a menudo con la braza, pero otras formas de nadar también pueden provocarlo, como demuestran las investigaciones.

Si nadas moderadamente y mezclas tus brazadas, probablemente no tendrás este problema (a menos que ya tengas una movilidad limitada de la cadera u otra lesión existente). El problema es más común en los atletas de competición que tienen un programa de entrenamiento más intensivo (en particular los que se centran en la braza) y, a veces, en los atletas que empiezan a entrenar a una edad más avanzada.

¿Qué hacer?

El fortalecimiento de los músculos de los glúteos (glúteo mayor, medio y menor) puede aumentar la fuerza de rotación de las caderas y ayudar a reducir el riesgo de este problema. Fortalecer el grupo muscular profundo que actúa como manguito rotador de la cadera (los gemelos, los obturadores y el cuadrado femoral) también puede ayudar.  Si te duele la rodilla durante o después de nadar, prueba una brazada diferente en tu próximo entrenamiento. Intenta no realizar el movimiento que te causó el dolor de rodilla durante al menos unos días. Si el dolor vuelve a aparecer, lo mejor es consultar a un fisioterapeuta, ya que seguir nadando a pesar del dolor puede agravar el problema.

  1. Oído de nadador

Siempre que se comparte agua con otras personas, se corre el riesgo de contraer un virus. Si no se mantienen los niveles de cloro y pH de la piscina, o si está demasiado llena, corres el riesgo de contraer una desagradable enfermedad diarreica (como el norovirus o la giardia). Lo que puede ocurrir, incluso en piscinas con un mantenimiento adecuado, es que el agua de la piscina permanezca en el oído durante mucho tiempo, lo que permite que los gérmenes crezcan, dando lugar a una condición dolorosa conocida como oído del bañista.

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Los síntomas de la otitis externa suelen ser leves al principio y pueden incluir picor en el canal auditivo, un ligero enrojecimiento en el interior del oído, una secreción de líquido claro y una ligera molestia que empeora si se tira de la oreja externa o se presiona el pequeño «bulto» que hay delante de la oreja.

¿Qué hacer?

Llama a tu médico si notas síntomas leves de oído de nadador. El médico probablemente le limpiará el conducto auditivo externo y le recetará gotas para eliminar la infección; si no se trata, los síntomas pueden empeorar o, en casos graves, convertirse en permanentes. Para prevenir la otitis externa, asegúrate de secarte los oídos después de pasar tiempo en el agua. Inclina la cabeza hacia ambos lados para ayudar a que el agua drene del canal auditivo, asegurándote de limpiar sólo el oído externo con una toalla suave. Evita meterte los dedos o bastoncillos de algodón en los oídos, ya que esto puede dañar la sensible piel que recubre el canal auditivo y aumentar el riesgo de otitis externa.

  1. Dedos de la mano y del pie en relieve

Si has pasado mucho tiempo en el agua, probablemente habrás notado que los dedos de las manos y los pies se están arrugando un poco (como una lechuga). Y cuanto más tiempo pases en el agua, más pronunciadas serán las arrugas. Los científicos no están del todo seguros de por qué ocurre esto. Durante décadas, pensamos que era simple ósmosis. Es decir, el movimiento de las moléculas de agua a través de una membrana porosa. La piel está cubierta de una grasa llamada sebo que la suaviza y lubrica y la hace algo impermeable. Sin embargo, la permanencia en el agua durante mucho tiempo elimina la grasa, haciendo que la piel se encharque. Pero en lugar de hincharse, los dedos de las manos y de los pies se arrugan.

Aunque el mecanismo no se conoce del todo, los científicos creen que se trata de una reacción del sistema nervioso autónomo (la parte del sistema nervioso que regula procesos automáticos como el ritmo cardíaco y la respiración) para ayudarnos a agarrar objetos húmedos, según la investigación.

¿Qué hacer?

No te preocupes porque tus dedos de las manos y de los pies parezcan pasas. Las arrugas desaparecerán rápidamente y tu piel repondrá su grasa.

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