El terror y la ciencia: ¿Qué dice la ciencia sobre el gusto por sentir miedo?

Escrito por Lina Rodríguez Fernandez

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Tal vez seas un fanático de la muerte. O tal vez no te imaginas someterte voluntariamente a dos horas de tensión. O tal vez estás en algún lugar en el medio. Ves películas de terror entre tus dedos y saltas cada vez que tienes miedo, pero te encantan de todas formas. Adivina qué: no es sólo que tengas un gusto raro por las películas. Hay razones tanto fisiológicas como psicológicas detrás del deseo de miedo y pavor.

Una (muy) breve historia de emociones y escalofríos

El horror ha estado con nosotros desde los inicios de la cultura escrita. Las clásicas tragedias griegas, con toda su violencia, caos y derramamiento de sangre, pueden ser citadas como uno de los primeros ejemplos de ficción de terror. Más recientemente, pero antes de que se hicieran películas de terror, la gente acudía en masa a experiencias como las montañas rusas. La popularidad de estas experiencias refleja el deseo del público de estar asustado. Pero sólo mientras estas emociones estén bien enmarcadas como entretenimiento.

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Modo de lucha o modo de vuelo: ¿El secreto del amor al terror?

Obviamente, la idea de participar voluntariamente en cosas que te asustan no es nada nuevo. Lo único que ha cambiado es el apoyo del miedo. Películas y otros medios de comunicación. Hoy en día, la mayoría de las veces obtenemos nuestras cualidades de miedo de las películas de terror. En 2020, el género de terror ocupó casi el 10 por ciento de la cuota de mercado de la taquilla.

Entonces, ¿Qué es lo que hace que el público encuentre el horror tan atractivo? Es en parte una cuestión de fisiología. Todos hemos oído hablar de nuestro modo de «lucha o huida». En el que el sistema nervioso simpático reacciona ante una amenaza percibida. Este fenómeno es la reacción de nuestro cuerpo que nos pone en modo de escape. Ver una película de terror puede desencadenar esta reacción, porque se percibe una amenaza más rápido de lo que se puede distinguir si es real o imaginaria.

Esta reacción involuntaria puede tener un efecto importante en tu cuerpo. Haciendo que libere adrenalina. Los efectos de este aumento incluyen «aumento de la respiración, aceleración del ritmo cardíaco, sudoración». Estos cambios fisiológicos aumentan el suministro de oxígeno a nuestro cerebro y músculos. Desde una perspectiva de supervivencia, estos efectos mejoran el rendimiento verbal y cognitivo. Dándote el impulso mental que necesitas para encontrar la salida de una situación de miedo.

El modo de combate o de vuelo también puede resultar en la liberación de una serie de químicos, como neurotransmisores y hormonas, que pueden estimular nuestro metabolismo.

Endorfina, morfina: El horror desencadena tormentas en el cerebro

Un ejemplo de estas sustancias químicas son las endorfinas. Un analgésico que el cuerpo produce naturalmente y cuyos efectos beneficiosos se han comparado con los de la morfina. Estas endorfinas son bloqueadores de dolor. Así que aunque nos hagamos daño, no lo sentiremos tan intensamente. La producción de esta sustancia química por parte de tu cuerpo puede ser causada por el ejercicio, el estrés emocional, el dolor, el orgasmo, incluso por comer comida picante y chocolate. Ver una película de miedo puede desencadenar el mismo efecto.

La dopamina es otra sustancia química que puedes esperar encontrar en una situación de miedo; es un neurotransmisor que envía mensajes a través de diferentes partes del cuerpo. La dopamina es un neurotransmisor que transmite mensajes a través de diferentes partes del cuerpo. Te hace sentir bien, como las endorfinas. Un estudio publicado en junio de 2018 en la revista Nature Communications sugiere que, con el tiempo, la exposición a la dopamina puede disminuir nuestra respuesta general al miedo.

Todo está en la cabeza: tu cerebro ama el horror…

Así que si eso es lo que pasa en nuestros cuerpos cuando estamos asustados, ¿qué pasa en nuestras cabezas? Tu cerebro tiene mucho que procesar en una situación de miedo. Estamos empezando a evaluar la amenaza. ¿He visto esto o algo parecido antes? ¿Qué pasó cuando vi esto? ¿Cómo reaccionó la gente que me rodea?

Pero es cuando las cosas empiezan a diferir entre una amenaza real y una amenaza percibida. Cuando ves una película, en el fondo, siempre te das cuenta de que es sólo una película. Así que incluso si percibes una situación objetivamente aterradora, disfrutas de los efectos placenteros de las endorfinas y del aumento de oxígeno en tu cerebro sin ninguna amenaza real inmediata.

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Si te gustan las películas de terror, entonces te sientas y disfrutas del miedo como de las montañas rusas. Si la amenaza fuera real, harías lo mismo. Pero no disfrutarías de la experiencia en la mayoría de los casos. Cuando sabemos que la amenaza no es real, es divertido retarnos a nosotros mismos para ver si podemos lidiar con ella.

Cuando el horror nos ayuda a cuestionar el mundo, nuestros valores y nuestra sociedad.
También hay un tipo muy específico de estimulación mental que puede venir de mirar cosas que te asustan. Si el horror nos devuelve a nuestros cuerpos, también es una forma muy intelectual. Nos hace preguntas muy serias sobre:

  • La función social de la violencia
  • abominaciones de la desigualdad social y económica
  • Tus estados de ánimo,
  • Tu lugar en el universo
  • El problema de la existencia del mal en un mundo supuestamente gobernado por una deidad benevolente.

Estos son algunos de los problemas más serios que enfrentamos. Sin embargo, serán familiares para cualquier lector o espectador de horror.

Muchos de nosotros también apreciamos el horror como una crítica a la sociedad. Las cosas que vemos en las películas de terror son a menudo un reflejo de nuestro mundo y de nosotros mismos. Esto nos permite explorar temas más amplios a través del filtro socialmente aceptable de las cosas que se nos ocurren por la noche.

Trata de ver «El amanecer de los muertos» como una crítica al «consumismo desenfrenado», «El Babadook» como una historia sobre la represión del dolor. Una vez que te das cuenta de que casi todas las películas de terror tienen algo que decir sobre la sociedad, ver el terror se convierte en una forma útil (y quizás incluso más aterradora) de exorcizar nuestros demonios.

El horror también puede ser visto como un medio de autoestimulación mental. Sugerir que acercarse a experiencias nuevas y aterradoras con una actitud de curiosidad, exploración y desafío personal puede ser una excelente manera de manejar el estrés y mejorar la capacidad de resolución de problemas. Es normal que nos intriguen las cosas que nos asustan. El horror nos permite enfrentarnos a nuestros miedos desde la distancia.

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Fuente: 

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Ray Luo, Akira Uematsu,: A dopaminergic switch for fear to safety transitions. Nature Communications volume 9, Article number: 2483 (2018)

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