3 sencillas reglas para prevenir la diabetes

Escrito por Elena Ramos

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La diabetes es la más prevenible de todas las enfermedades crónicas que afectan actualmente a la población: ¡se calcula que hasta el 90% de los casos de diabetes podrían eliminarse simplemente haciendo ciertos cambios en el estilo de vida!

Se sabe desde hace muchos años que los problemas de control de la glucemia asociados a la diabetes son muy a menudo una consecuencia directa del estilo de vida occidental. Por ejemplo, varios estudios han demostrado que ciertas poblaciones indígenas, como los amerindios, los indios Pima de Arizona o los Mowanjum de Australia, que adoptan nuestro estilo de vida ven aumentar drásticamente su incidencia de diabetes. Por el contrario, cuando estas personas vuelven a su estilo de vida tradicional, esta tendencia se invierte rápidamente.

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La diabetes fomentada por nuestro estilo de vida

Este impacto negativo del estilo de vida occidental se debe al carácter excesivo de nuestros hábitos alimentarios, en particular al consumo de alimentos industriales que contienen altas cantidades de azúcares, grasas y harinas refinadas (y calorías) que favorecen el exceso de peso corporal, especialmente en una época en la que somos cada vez más sedentarios. Este estilo de vida pone a prueba nuestros sistemas de control de la glucemia porque:

– El alto contenido de azúcares simples en muchos alimentos (por ejemplo, los refrescos) provoca grandes fluctuaciones en los niveles de azúcar en la sangre, lo que obliga a nuestro páncreas a trabajar en exceso, lo que a la larga puede provocar su agotamiento y el cese de la producción de insulina.

– El sobrepeso y la obesidad aumentan la cantidad de grasa en la sangre y, por lo tanto, provocan el desarrollo de afecciones inflamatorias. Esta inflamación crónica se vuelve tóxica para el páncreas con el paso del tiempo y también conduce a una disminución de la producción de insulina.

– La menor actividad muscular provocada por la inactividad física dificulta el control de los niveles de azúcar en la sangre, ya que los músculos son uno de los principales órganos que intervienen en la captación de azúcar en respuesta a la insulina y, por tanto, son menos eficaces cuando están inactivos.

La elevada incidencia de la diabetes de tipo 2 que se observa actualmente en la población no se debe, por tanto, a ninguna predisposición a la enfermedad ni a una consecuencia inevitable del envejecimiento, sino a una combinación de factores que interfieren en nuestros mecanismos fisiológicos de control de la glucemia.

3 grandes principios para prevenir la aparición de la diabetes tipo 2

Afortunadamente, la gran contribución del estilo de vida al desarrollo de la diabetes de tipo 2 significa que unos simples cambios en nuestros hábitos pueden tener un impacto dramático en nuestro riesgo de ser afectados por esta enfermedad. Gran parte de esta prevención de la diabetes puede lograrse a través de los siguientes tres principios fundamentales:

  1. No hace falta decir que mantener un peso corporal normal es una faceta primordial de cualquier enfoque preventivo de esta enfermedad

La solución no es «matarse de hambre» siguiendo una de las muchas dietas: estas dietas no sólo son generalmente ineficaces para perder peso, sino que además acaban arruinando el placer de comer a largo plazo. Un enfoque realista para mantener un peso ideal es tratar de evitar en la medida de lo posible los alimentos industriales con alto contenido calórico y, en su lugar, adoptar una dieta que contenga abundantes productos vegetales (como frutas y verduras y cereales integrales) que permita que nuestros mecanismos de control del apetito funcionen de forma óptima y así evitar la sobrecarga energética.

  1. Prestando especial atención al tipo de azúcar presente en la dieta (carbohidratos)

Por ejemplo, los azúcares simples que se añaden en grandes cantidades a los productos industriales se asimilan rápidamente y obligan al páncreas a segregar una gran cantidad de insulina como respuesta. Lo mismo ocurre con los productos elaborados con harinas refinadas, como el pan blanco: ¡los carbohidratos de estas harinas elevan los niveles de azúcar en sangre tan rápidamente como los azúcares simples! En cambio, los carbohidratos presentes en las fibras alimentarias y los almidones complejos, que se encuentran en las verduras, las legumbres y los cereales integrales, se asimilan mucho más lentamente y dan lugar a una menor producción de insulina, lo que salva la función del páncreas.

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  1. El ejercicio físico regular es esencial para la prevención de la diabetes de tipo 2

Dado que los músculos son los principales órganos implicados en la captación de glucosa en respuesta a la insulina, la actividad física regular, al mantener una función muscular óptima, ayuda a mejorar la sensibilidad a la insulina y, por tanto, a garantizar unos niveles estables de glucosa en sangre. Lo mejor de todo es que la actividad física regular también conduce a una mejora significativa de la presión arterial, lo que es extremadamente positivo para la prevención de enfermedades cardiovasculares.

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