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Según los investigadores, la cafeína tomada inmediatamente después de despertarse y antes del desayuno impediría a los músculos absorber el azúcar.
Esto conduce a niveles elevados de azúcar en la sangre, que con el tiempo pueden provocar enfermedades como la diabetes o problemas cardíacos.
Empezar el día con un buen café caliente es un ritual para millones de personas en todo el mundo, para algunos es un momento fundamental para empezar el día. Si no tenemos tiempo para el café por la mañana, el día no empieza bien, pero ¿es realmente un buen hábito? Según investigaciones recientes, el consumo regular de café a primera hora de la mañana puede provocar diabetes de tipo 2 a largo plazo.
El café aumenta los niveles de azúcar en sangre
El estudio fue realizado por un equipo de investigadores de la Universidad de Bath, que pidió a 29 voluntarios que bebieran una taza de café negro fuerte una hora después de despertarse y que luego comprobaran sus niveles de azúcar en sangre después del desayuno. El análisis de los datos demostró que beber café azucarado, que contiene las mismas calorías que el pan y la mermelada, aumentaba los niveles de azúcar en sangre en aproximadamente un 50% en comparación con no beber café.
Según los investigadores, la cafeína impide que los músculos absorban el azúcar. Esto conduce a niveles elevados de azúcar en la sangre, lo que puede conducir a enfermedades como la diabetes y problemas cardíacos con el tiempo. Como explica el profesor James Betts, autor principal del estudio, esto no significa que debamos renunciar al café, una bebida que también tiene muchos beneficios, sino simplemente que debemos esperar un poco más después de despertarnos para disfrutar de nuestra querida taza de café.
De hecho, sería mejor no tener cafeína en la sangre cuando se toma un desayuno a base de carbohidratos y azúcares. Podríamos, por ejemplo, tomar café cuando empezamos a trabajar o a realizar nuestras tareas diarias.
No afecta a la calidad del sueño
El estudio también probó los efectos del café en personas que no duermen o cuyo descanso nocturno se ve perturbado. Para esta investigación, se pidió a los voluntarios que pusieran un despertador cada hora durante la noche. En cada alarma, para asegurarse de que no era ignorada, los investigadores enviaban mensajes cada 30 segundos con sumas sencillas que los voluntarios debían responder.
Luego, por la mañana, se midieron los niveles de glucosa e insulina en tres condiciones diferentes: después de una noche sin dormir y sin café, después de dormir, sin café y después de un sueño alterado y con una ingesta de café por la mañana. En este último caso, la medición se realizó 30 minutos después de beber una taza de café negro fuerte.
El análisis de los datos mostró que el café y la alteración del sueño por la noche no afectaban a los niveles de insulina. Por el contrario, el café antes del desayuno aumentó significativamente los niveles de azúcar en sangre. Este aumento del azúcar en la sangre se demostró mediante una prueba de azúcar en la sangre cada dos horas para los voluntarios que tomaron café por la mañana, justo antes del desayuno.
Según el profesor Betts, «este estudio es importante y tiene implicaciones de gran alcance para la salud, ya que hasta ahora teníamos un conocimiento limitado sobre las causas del café en nuestro organismo, especialmente en el control del metabolismo y el azúcar en la sangre.
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