Los humanos pueden detectar cambios en el campo magnético de la Tierra

Escrito por Elena Ramos

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Muchos animales pueden detectar las variaciones del campo magnético de la Tierra y utilizar este sentido para orientarse. Pero un estudio reciente demuestra que los humanos también pueden tener esta capacidad.

Hemos evolucionado para detectar una serie de estímulos sensoriales, como la luz, el sonido y el olor. Otros miembros del reino animal han desarrollado sensibilidades que parecen ir más allá de nuestras capacidades. Muchas especies, incluidas algunas bacterias, aves, moluscos y mamíferos marinos, presentan magnetorrecepción. Es decir, pueden detectar las fluctuaciones de los campos magnéticos.

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Utilizan esta capacidad para orientarse en el entorno y navegar. En la década de 1980, se investigó mucho para ver si los humanos podían detectar estas sutiles variaciones, pero los resultados fueron contradictorios y difíciles de reproducir.

El debate se ha calmado. Sin embargo, recientemente, científicos del Instituto Tecnológico de California en Pasadena y de la Universidad de Tokio en Japón decidieron que era hora de reexaminar la magnetorrecepción en humanos.

Detección del campo magnético de la Tierra: un nuevo enfoque

En los 40 años transcurridos desde la primera oleada de interés por la magnetorrecepción humana, los científicos han desarrollado una imagen mucho más detallada de cómo funciona este sentido en los animales. Los científicos han descubierto que algunos animales utilizan un doble enfoque para navegar con los campos magnéticos: una brújula y un mapa. La respuesta de la brújula simplemente utiliza el campo para orientar al animal hacia la dirección local norte/sur. El mapa magnético es más detallado. Utiliza la intensidad y la dirección del campo para construir una imagen de dónde está el animal en relación con el lugar al que quiere ir.

Parece claro que, aunque podemos detectar los campos magnéticos, no somos conscientes de ellos. Los autores del reciente estudio creen que ésta es la principal razón por la que los estudios anteriores han fracasado. Buscaban respuestas de comportamiento a algo que los humanos probablemente detectan de forma inconsciente. En las últimas décadas, la tecnología de exploración del cerebro ha avanzado a pasos agigantados.

Ahora es posible medir la actividad cerebral con mucha más precisión que antes. Así que, en lugar de buscar respuestas conductuales, los científicos decidieron medir las respuestas directamente en el cerebro. Publicaron sus fascinantes hallazgos en la revista eNeuro.

Observación de los ritmos alfa

Los investigadores utilizaron la tecnología de escaneo EEG para estudiar la actividad cerebral. Al mismo tiempo, manipularon el campo magnético dentro de una cámara aislada y protegida por radiofrecuencia. Prestaron especial atención al ritmo alfa de los participantes.

Ellos explican por qué:

El ritmo alfa es la oscilación dominante del cerebro humano en estado de reposo. Cuando una persona no está procesando ningún estímulo específico ni realizando ninguna tarea concreta. Cuando se introduce repentinamente un estímulo externo y es procesado por el cerebro, el ritmo alfa generalmente disminuye su amplitud.

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Los científicos llaman a este cambio medible en la actividad «desincronización alfa relacionada con eventos». Tal y como esperaban, descubrieron que en algunos participantes se producía una disminución de la desincronización relacionada con los eventos a medida que cambiaba el campo magnético. Sin embargo, la magnitud de la respuesta varió considerablemente entre los participantes.

Sensibilidad a los cambios en el campo magnético de la Tierra

En la segunda serie de experimentos, los investigadores se centraron en los participantes con las respuestas más robustas a los cambios de campo magnético. Al examinar a estas personas, pudieron confirmar que sus respuestas estaban sintonizadas con el campo magnético del hemisferio norte, donde tuvo lugar el estudio.

Los autores concluyen que los resultados indican que el cerebro humano sí recoge y procesa selectivamente las entradas direccionales de los receptores de campos magnéticos. Este ha sido un tema candente en la comunidad científica durante décadas. Así que se necesitará más de un estudio para demostrar definitivamente que los humanos pueden detectar cambios en el campo magnético de la Tierra.

Sin embargo, si los científicos consiguen demostrar que el ser humano puede detectar los campos magnéticos, ¿será tan impactante? Dada la presencia conocida de sistemas de navegación geomagnética altamente evolucionados en especies del reino animal, quizá no sea sorprendente que podamos conservar al menos algunos componentes neuronales funcionales. Sobre todo teniendo en cuenta el estilo de vida nómada de cazadores y recolectores de nuestros antepasados no tan lejanos. El alcance total de este legado aún está por descubrir.

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