Cáncer de mama, enfermedades cardíacas y diabetes: las grasas trans aumentan el riesgo

Escrito por Elena Ramos

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Las grasas trans presentes en los alimentos industriales aumentan significativamente el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes y muerte súbita.

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Grasas trans: la pizza, las papas fritas, los platos preparados, la comida basura, están en todas partes

Las grasas trans son grasas sintéticas producidas por un proceso industrial (hidrogenación) que cambia la estructura de los aceites vegetales líquidos a un estado sólido. Estas grasas hidrogenadas se han vuelto omnipresentes en los últimos años en la fabricación de casi todo lo que se ofrece como comida preparada ( papas fritas, pasteles, galletas, bollería, pizza, etc.) y pueden alcanzar niveles muy altos en la comida rápida (papas fritas, donuts, etc.). En la práctica, cualquier producto que contenga «aceite vegetal hidrogenado o parcialmente hidrogenado» en su lista de ingredientes contiene este tipo de grasas.

Enfermedades cardiovasculares, diabetes y muerte súbita

¡Esta omnipresencia de las grasas trans en los alimentos procesados es lamentable porque estas grasas son muy perjudiciales: el consumo regular de alimentos ricos en grasas trans aumenta significativamente el colesterol malo y aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares en un 130%! El consumo de 5 gramos de grasas trans al día aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardíacas en un 25%. Los consumidores habituales de comida rápida y platos preparados pueden consumir hasta 40 gramos al día, una ración grande de papas fritas puede contener hasta 7 gramos de estas grasas nocivas. Según numerosos estudios, el consumo de grasas trans aumenta el riesgo de diabetes en un 40% y triplica el riesgo de muerte súbita.

Grasas trans: 50% más de posibilidades de desarrollar cáncer de mama

Además de estos múltiples efectos adversos, el consumo regular de alimentos que contienen estas grasas también puede aumentar significativamente el riesgo de cáncer de mama. En un estudio, los investigadores midieron la cantidad de grasas trans en la sangre de 19.934 mujeres de 56 años en promedio y examinaron la asociación entre estos niveles sanguíneos y el desarrollo de cáncer de mama en los 7 años siguientes. Los resultados fueron dramáticos: las mujeres que consumían más de estas grasas (y, por tanto, tenían mayores cantidades de estas grasas en la sangre) tenían el doble de probabilidades de desarrollar cáncer de mama que las que tenían los niveles más bajos de grasas trans.

A la luz de estos resultados, no cabe duda de que una reducción del consumo de grasas trans podría tener un impacto muy positivo en la prevención de esta terrible enfermedad.

Vida cotidiana: evite aumentar el riesgo de enfermedades graves

Dado que casi todas las grasas trans proceden de los alimentos preparados industrialmente y de la comida basura, es lógico que la mejor manera de reducir la ingesta de estas grasas nocivas sea consumir estos alimentos con extrema moderación. Aunque no hay nada malo en las papas fritas de vez en cuando, a diario este tipo de dieta puede conducir a una ingesta excesiva de estas grasas y aumentar significativamente el riesgo de enfermedades graves. Esta reducción es todavía más deseable si se tiene en cuenta que estos alimentos suelen contener cantidades astronómicas de azúcar o grasa (y, por tanto, de calorías), lo que favorece el desarrollo de la obesidad, al tiempo que carecen de nutrientes esenciales para la salud, como fibra, vitaminas y fitoquímicos.

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