Los 3 tipos de hemorragia: qué hacer en cada caso

Escrito por Elena Ramos

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Existen tres tipos principales de hemorragia: arterial, venosa y capilar. Las hemorragias arteriales se producen en las arterias, que llevan la sangre del corazón al cuerpo. La hemorragia venosa se produce en las venas, que llevan la sangre al corazón. Las hemorragias capilares se producen en los capilares, que son pequeños vasos sanguíneos que conectan las arterias con las venas. Estos tres tipos de sangrado, o hemorragia, difieren no sólo en su localización, sino también en la forma en que fluyen y en su gravedad. En concreto, la hemorragia arterial se produce a chorros, la hemorragia venosa se produce en un chorro constante y la hemorragia capilar se produce en un goteo.

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Las hemorragias arteriales y venosas pueden ser graves. Cuando esto ocurre, es importante que la persona reciba atención médica inmediata. Sin embargo, la hemorragia capilar es el tipo de hemorragia más común y suele controlarse fácilmente aplicando presión. La presión también puede ayudar a las hemorragias arteriales y venosas, al menos al principio. Sin embargo, en estos casos, las personas necesitan atención médica inmediata.

En este artículo se analizan con más detalle los distintos tipos de hemorragias, incluidas las internas y las externas, y se ofrecen consejos de primeros auxilios.

Hemorragia arterial

La hemorragia arterial es el tipo de hemorragia más grave y urgente. Puede ser el resultado de una herida penetrante, un traumatismo cerrado o una lesión en los órganos o los vasos sanguíneos. Como la sangre procede de las arterias, es diferente de otros tipos de hemorragia. Por ejemplo, la sangre es de color rojo intenso porque contiene oxígeno. También fluye en chorros y pulsos, que corresponden a los latidos del corazón. Este tipo de hemorragia puede ser difícil de controlar porque la presión de los latidos del corazón hace que la sangre no se coagule ni se detenga tan fácilmente.

El tratamiento puede incluir lo siguiente:

El paso consiste en aplicar presión sobre la herida sangrante con una mano enguantada de látex y una gasa estéril. También es importante contactar con un número de emergencia para obtener ayuda médica. Si esto detiene la hemorragia, el siguiente paso es cubrir la herida con un apósito de gasa estéril y un vendaje para mantener la presión sobre la herida. Cuando la hemorragia procede de una arteria del brazo o la pierna, puede ser útil elevar la parte del cuerpo por encima del nivel del corazón.

Si todos los esfuerzos por detener la hemorragia fallan, el último recurso es aplicar un torniquete sobre la herida sangrante.

Hemorragia venosa

La hemorragia venosa es menos grave que la hemorragia arterial, pero también puede poner en peligro la vida. Por eso requiere atención médica inmediata. Como la sangre proviene de una vena, es de color rojo oscuro. Esto se debe a que no contiene tanto oxígeno. Además, como las venas no están sometidas a una presión directa, la sangre fluye de forma constante, pero sale con menos fuerza que en el caso de una hemorragia arterial. El tratamiento de una hemorragia venosa implica los mismos procedimientos que el tratamiento de una hemorragia arterial.

Hemorragia capilar

La hemorragia capilar suele estar causada por una lesión en la piel y es mucho más frecuente que otros tipos de hemorragia. En lugar de salir a chorros, como en las hemorragias arteriales, o de fluir, como en las hemorragias venosas, rezuma de la parte del cuerpo dañada. La hemorragia capilar no sólo es la menos grave, sino que también es la más fácil de controlar porque procede de los vasos sanguíneos de la superficie y no del interior del cuerpo.

El tratamiento suele consistir en los tres pasos siguientes:

– El paso inicial es limpiar la herida con agua y jabón o con un limpiador no tóxico para las células.

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– La herida puede requerir una irrigación a presión para eliminar los contaminantes, lo que ayuda a prevenir la infección.

– El último paso es aplicar presión con una mano enguantada de látex y un vendaje estéril. Por lo general, la presión es suficiente para controlar la hemorragia y no son necesarios los pasos adicionales que un médico puede utilizar para detener la hemorragia arterial o venosa.

Hemorragia externa o interna

La hemorragia externa es la que se produce fuera del cuerpo. Algunos ejemplos son las hemorragias nasales y las hemorragias por un pequeño corte en la piel. La hemorragia interna es la que se produce dentro del cuerpo. Puede ocurrir como resultado de un daño en un órgano o parte interna del cuerpo. Los lugares más comunes donde se producen las hemorragias internas son las articulaciones de la cadera, la rodilla, el codo y el tobillo. Las hemorragias internas también pueden producirse en el cerebro, los grandes músculos, el tracto intestinal o el espacio que rodea a los pulmones.

Síntomas de una hemorragia interna

Las hemorragias internas leves son habituales y pueden producir sólo pequeñas manchas rojas en la piel o pequeños hematomas. Sin embargo, las hemorragias internas graves pueden poner en peligro la vida. Esto suele ocurrir porque la persona pierde un gran volumen de sangre y entra en shock hipovolémico o, más concretamente, en shock hemorrágico. Los síntomas de las hemorragias internas pueden variar en función de la localización de la hemorragia y pueden ser los siguientes:

Hemorragia intracraneal

Esto ocurre cuando un vaso sanguíneo dentro del cráneo se rompe y sangra alrededor o dentro del cerebro. Suele estar causada por una presión arterial alta a largo plazo, que hace que las paredes arteriales se debiliten.

Los síntomas pueden incluir:

  • debilidad en un lado del cuerpo
  • náuseas
  • vómitos
  • dolores de cabeza
  • un cambio en el estado mental

Sangrado de la cavidad pleural

La cavidad pleural es el espacio que rodea a los pulmones. Cuando se produce una hemorragia en esta zona, interfiere con la expansión normal de los pulmones, lo que puede afectar a la transferencia de oxígeno y dióxido de carbono entre los pulmones y la sangre.

Los síntomas pueden incluir:

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  • dolor en el pecho
  • falta de aliento
  • mareos

Hemorragia abdominal

Se trata de una hemorragia en la gran cavidad del tórax, que contiene órganos como el estómago, el hígado y los riñones. Las causas más comunes de hemorragia en el interior del abdomen pueden ser:

  • daños en el hígado, los riñones o el bazo
  • daños en un vaso sanguíneo del abdomen
  • rotura de un quiste

Los signos y síntomas pueden incluir:

  • presión arterial baja
  • dolor abdominal
  • vómitos de sangre
  • desmayo
  • sangre en la orina
  • hematomas abdominales

Hemorragia por fractura ósea

Los huesos tienen una amplia red de vasos sanguíneos. Esto significa que una fractura ósea puede provocar una hemorragia potencialmente mortal, especialmente si la fractura se produce en un hueso largo, como el húmero, el radio, el cúbito, el fémur, el peroné o la pelvis.

Sangrado del tracto gastrointestinal

El sangrado del tracto gastrointestinal puede tener muchas causas, como un tumor o una inflamación del colon, el estómago o el esófago.

Los síntomas pueden incluir:

  • calambres de estómago
  • heces negras y alquitranadas
  • Vómitos que parecen posos de café
  • vómito rojo brillante
  • sensación de desmayo
  • falta de aliento

Primeros auxilios

Las hemorragias no controladas son la principal causa de muerte evitable tras una lesión.

A continuación se ofrecen recomendaciones de primeros auxilios para tratar las hemorragias tras una lesión:

  1. Llamar a los servicios de emergencia
  2. Retire la ropa de la persona para encontrar el origen de la hemorragia que pone en peligro su vida.
  3. Si la persona no tiene un botiquín de primeros auxilios, cubra la herida con un paño y aplique presión con ambas manos. La tela puede ser de la camisa de un transeúnte.
  4. Si se dispone de un botiquín de primeros auxilios y un brazo o una pierna sangra mucho, aplique un torniquete.
  5. Si no hay torniquete o si la hemorragia procede de la ingle, el cuello o el hombro, tapona la herida con un paño y aplica una presión constante.

Cuándo buscar ayuda en caso de hemorragia

Si una persona tiene una hemorragia externa grave, es importante aplicar los primeros auxilios y buscar ayuda médica inmediata. Si una persona sospecha que hay una hemorragia interna, también debe buscar ayuda médica para evitar un shock o la muerte. Independientemente del tipo de hemorragia o lesión, si la hemorragia es grave, la persona debe ponerse en contacto con los servicios de emergencia o acudir a urgencias.

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