Burn-out: aprender cuándo y cómo decir no antes de que sea demasiado tarde

Escrito por Elena Ramos

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Seguro que es más fácil decir que sí, pero ¿a qué precio de tu tranquilidad? He aquí por qué decir no puede ser una opción más saludable para aliviar el estrés.

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¿Su día a día está lleno de plazos y obligaciones? ¿Intenta hacer demasiadas actividades en muy poco tiempo? Si es así, aliviar el estrés puede ser tan sencillo como decir que no. Decir no es una frase completa.

¿Por qué decir que no?

Es poco probable que el número de demandas válidas disminuya, y no puedes añadir más tiempo a tu día. ¿Estás condenado a trabajar en exceso? La respuesta es no, si estás preparado para decir que no. Puede que no sea el camino más fácil, pero es una forma de reducir el estrés. Ten en cuenta que el exceso de trabajo es individual. El hecho de que tu colega pueda hacer malabares con diez reuniones con aparente facilidad no significa que tú debas asistir a varias. Sólo tú puedes saber qué es demasiado para ti. Cada persona conoce sus propios límites mentales y físicos.

Considera estas razones para decir que no:

  • Decir no no es necesariamente egoísta. Cuando dices que no a un nuevo compromiso, cumples con tus obligaciones actuales y te aseguras de poder dedicarles tiempo de calidad.
  • Decir no puede permitirte probar cosas nuevas. Que siempre hayas ayudado a organizar el torneo de softball de la empresa no significa que tengas que hacerlo siempre. Decir que no te da tiempo para dedicarte a otros intereses.
  • Decir siempre que sí no es saludable. Cuando uno está demasiado comprometido y estresado, es más probable que se sienta agotado y se enferme.
  • Decir que sí puede cortar a los demás. Por otro lado, cuando dices que no, abres la puerta para que otros tomen el control. También puedes delegar en alguien para que se encargue de la tarea. Puede que esta persona no haga las cosas como tú las harías, pero no pasa nada. Encontrarán su propio camino.

Cuándo decir no

A veces es difícil determinar qué actividades merecen tu tiempo y atención. Utiliza estas estrategias para evaluar las obligaciones y oportunidades que se te presentan.

  • Concéntrate en lo más importante. Mantén lo básico en lo básico. Poner estas cosas en primer lugar. Examina tus obligaciones y prioridades antes de asumir nuevos compromisos.
  • Pregúntate si el nuevo compromiso es importante para ti. Si es algo que te interesa, hazlo. Si no, sáltatelo.
  • Evaluar la relación entre el sí y el estrés. ¿La nueva actividad que estás considerando es un compromiso a corto o a largo plazo? Por ejemplo, hornear una tanda de galletas para la fiesta del colegio te llevará mucho menos tiempo que llevar la lista de padres del colegio. No digas que sí si eso significa meses de estrés adicional. En su lugar, busca otras formas de participar.
  • No te sientas culpable. No aceptes una petición que preferirías rechazar por culpa u obligación. Probablemente, esto provocará más estrés y resentimiento.
  • Piensa en ello. ¿Te sientes tentado por la invitación de un amigo a ser voluntario o a unirte a un equipo de golf? Antes de responder, tómate un día para pensar en la petición y en cómo encaja con tus compromisos actuales. Si no puedes consultarlo con la almohada, al menos tómate un tiempo para pensar en la petición antes de responder.

Cómo decir no

No. ¿Ves qué sencillo es decir una palabrita, que te permite obviar las tareas que no te convienen? Por supuesto, hay veces que no es tan fácil. Aquí tienes algunas cosas que debes tener en cuenta cuando tengas que decir que no:

– Di que no. La palabra «no» tiene poder. No tengas miedo de usarlo. Ten cuidado de no utilizar frases sustitutivas vagas, como «no estoy seguro» o «no creo que pueda». Pueden interpretarse como que podría decir que sí más adelante.

– Sé breve. Indique el motivo de la denegación de la solicitud, pero no lo detalles. Evita las justificaciones o explicaciones elaboradas. Sé claro y decidido.

– Sé sincero. No inventes razones para evitar una obligación. La verdad es siempre la mejor manera de rechazar a un amigo, familiar o compañero de trabajo.

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– Sé respetuoso. Hay muchas buenas causas que pueden llamar a tu puerta, y puede ser difícil rechazarlas. Elogiar el esfuerzo del grupo mientras dices que no puedes comprometerte demuestra que respetas lo que están tratando de lograr. Por ejemplo, puedes decir algo como: «Gracias por esta oportunidad, pero tengo una agenda muy ocupada en este momento.

– Prepárate para repetir. Es posible que tengas que rechazar una solicitud varias veces antes de que la otra persona acepte tu respuesta. Si es así, pulsa el botón de repetición. Repita con calma su negativa, con o sin su justificación inicial, si es necesario.

– Decir no no será fácil si estás acostumbrado a decir siempre que sí. Pero aprender a decir que no es una parte importante de la simplificación de la vida y la gestión del estrés. Y con la práctica, puede que descubras que decir que no es más fácil.

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