Obesidad, diabetes, hipertensión: la magnitud de los «azúcares falsos» y otros productos «light»

Escrito por Elena Ramos

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Un importante estudio muestra que el consumo de azúcares artificiales perturba el metabolismo del azúcar al alterar la función de las bacterias intestinales. ¡Los alimentos y bebidas «light» no son tan inofensivos como la industria nos quiere hacer creer! Por el contrario, las personas que consumen azúcares artificiales, como los refrescos dietéticos, tienen un mayor riesgo de obesidad, diabetes de tipo 2, enfermedades cardiovasculares y otros problemas de salud.

El funcionamiento de nuestro cuerpo, y nuestro cerebro en particular, requiere grandes cantidades de azúcar. ¡Querer una golosina es por lo tanto algo completamente normal! Sin embargo, esta atracción innata por el azúcar puede resultar problemática en los tiempos modernos: no siempre nos damos cuenta, pero más del 80% de los alimentos producidos por la industria alimentaria contienen azúcares añadidos, exponiéndonos a cantidades astronómicas de azúcar cada día, mucho más altas que las que necesitamos para satisfacer nuestras necesidades bioquímicas. Este consumo excesivo de azúcar conduce obviamente a la absorción de un exceso de calorías, y las investigaciones han demostrado que este exceso de azúcar es directamente responsable de la epidemia de sobrepeso que afecta a la mayoría de los países industrializados.

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El azúcar es un ingrediente tan esencial en el sabor de los alimentos industriales que es prácticamente imposible que la industria lo elimine. ¡Sus productos serían insípidos y las ventas se irían a pique! En su lugar, la industria utiliza edulcorantes como el aspartamo o la sucralosa que imitan el sabor dulce pero que no contienen calorías para reducir las calorías del azúcar.

En teoría, el consumo de estos azúcares artificiales debería, por lo tanto, permitir a los consumidores satisfacer su apetito por los dulces sin ingerir un exceso de energía que pueda provocar problemas de salud asociados al sobrepeso y la obesidad, como la diabetes o la hipertensión.

Sin embargo, la realidad es muy diferente: varios estudios han demostrado claramente que las personas que consumen azúcares artificiales, como los refrescos dietéticos, tienen un mayor riesgo de obesidad, diabetes de tipo 2, enfermedades cardiovasculares y síndrome metabólico idéntico al de quienes consumen alimentos que contienen azúcar real. ¿Cómo se puede explicar esto?

A la flora intestinal no le gusta nada el azúcar falso

Un estudio publicado en la prestigiosa revista Nature revoluciona nuestra comprensión de los efectos de los azúcares artificiales sobre la salud. Los científicos han demostrado que la adición de aspartamo, sacarina o sucralosa a la alimentación de modelos animales se asoció con un notable aumento de los niveles de azúcar en la sangre, superior al observado tras el consumo de azúcar. Se cree que este sorprendente resultado se debe a una alteración (disbiosis) de la comunidad bacteriana en el intestino por los edulcorantes, similar a la observada en las personas obesas y diabéticas.

Este fenómeno también se observa en los seres humanos: después de sólo cuatro días con una dieta rica en edulcorantes, la mitad de los voluntarios que participaron en el estudio mostraron intolerancia a la glucosa y cambios en su flora intestinal. Estas observaciones indican, por lo tanto, que los azúcares artificiales, lejos de reducir los daños causados por una dieta rica en azúcares, pueden, por el contrario, agravar estos problemas alterando la función de las bacterias intestinales.

El azúcar falso lo arruina todo

Así pues, hay tres razones principales por las que los alimentos o bebidas » light » que contienen azúcares artificiales no son la solución al problema de sobrepeso que afecta actualmente a nuestra sociedad:

– Los azúcares artificiales interrumpen el metabolismo del azúcar y crean condiciones para la acumulación de grasa.

– Los alimentos artificialmente endulzados no cambian nuestros hábitos de consumo de alimentos dulces, lo que nos lleva a rechazar ciertos alimentos más amargos (té verde y crucíferos, por ejemplo) que tienen importantes beneficios para la salud.

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– Los estudios sugieren que al cerebro no le gusta que lo engañen con «azúcares falsos» que no contienen calorías: como reacción, se aumenta el apetito por otros alimentos dulces para compensar la falta de calorías de los edulcorantes, lo que da lugar a una sobrecarga de calorías.

La mejor manera de mantener un peso saludable es mantenerse lo más alejado posible de los productos industriales, ya sean light o no, y cocinar sus propias comidas para controlar mejor su contenido de azúcar.

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