El estrés crónico aumenta la presión arterial y el riesgo de infarto

Escrito por Elena Ramos

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Los científicos llevan años estudiando cómo reacciona el cuerpo a su entorno. El estrés es el resultado de las presiones o tensiones y de cómo reacciona el cuerpo ante ellas. Los factores de estrés hacen que el cuerpo cambie su estado normal y reaccione de muchas maneras diferentes. Estos cambios se denominan respuesta al estrés e incluyen la liberación de ciertas hormonas. Los científicos siguen explorando el efecto de esta respuesta de estrés crónico y el impacto general del estrés en las complicaciones de salud a largo plazo.

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Un nuevo estudio publicado en la revista Hypertension, muestra una creciente evidencia de que los niveles más altos de las hormonas del estrés pueden aumentar el riesgo de presión arterial alta y eventos cardiovasculares.

Las hormonas del estrés y su impacto

La respuesta del organismo al estrés es compleja y en ella intervienen varias hormonas, entre ellas el cortisol. Las glándulas suprarrenales producen cortisol, que aumenta los niveles de energía y ayuda al cuerpo a reaccionar en caso de emergencia. El estrés también interviene en la liberación de catecolaminas. Las catecolaminas incluyen la dopamina, la epinefrina y la norepinefrina (también conocidas como adrenalina y noradrenalina, respectivamente). Tanto la epinefrina como la norepinefrina desempeñan un papel fundamental en la respuesta de lucha o huida del organismo. Cuando se expone a una amenaza percibida, la respuesta de lucha o huida prepara al cuerpo para enfrentarse o huir del peligro.

La epinefrina y la norepinefrina ayudan a:

  • contraer los vasos sanguíneos para mantener la presión arterial
  • aumentar la frecuencia cardíaca y la fuerza con la que el corazón bombea la sangre al resto del cuerpo
  • relajar los músculos de las vías respiratorias
  • controlar el metabolismo de la glucosa.

Cuando una persona está estresada, su cuerpo tiene niveles más altos de estas hormonas. Aunque estas respuestas al estrés pueden ser útiles a corto plazo, el estrés a largo plazo o la exposición continua al mismo pueden causar problemas de salud. Como señala la Asociación Americana del Corazón, el estrés crónico puede provocar una presión arterial alta, lo que aumenta el riesgo de sufrir un derrame cerebral o un ataque al corazón. Además, cuando las personas están estresadas, pueden recurrir a mecanismos de adaptación poco saludables que las ponen en riesgo de sufrir una mala salud física.

Por eso es necesario utilizar varias técnicas de reducción del estrés, como buscar momentos de alegría durante el día, hacer descansos en la naturaleza, incluso en un parque, y utilizar técnicas de respiración lenta como la coherencia cardíaca.

El estrés: 412 personas con seguimiento durante 11 años

La investigación es un estudio de cohorte prospectivo que examina la asociación entre niveles más altos de hormonas del estrés y un mayor riesgo de hipertensión arterial y eventos cardiovasculares. En el estudio participaron 412 adultos de entre 48 y 87 años. Los participantes no tenían antecedentes de hipertensión arterial, lo que constituye una de las principales diferencias entre el estudio actual y los anteriores. El estudio también incluyó una mezcla diversa de participantes, incluyendo personas blancas, negras e hispanas.

Los investigadores tuvieron en cuenta el sexo, la educación, los ingresos y la situación del seguro médico de los participantes. También se analizaron los factores del estilo de vida, como si bebían alcohol, fumaban y hacían actividad física. Por último, los investigadores analizaron el estado de salud de los participantes, incluyendo si tenían diabetes, si tomaban medicación, su índice de masa corporal y su función renal.

Este estudio forma parte de un estudio más amplio denominado Estudio Multiétnico de Aterosclerosis (MESA). Al inicio del estudio, los investigadores pidieron a un subconjunto de participantes del estudio más amplio, sin enfermedad cardiovascular diagnosticada, que participaran en una recolección de orina de 12 horas durante la noche. Los investigadores analizaron la orina en busca de niveles de epinefrina, norepinefrina, dopamina y cortisol. Incluyeron a los participantes que no tenían hipertensión en la línea de base y que tenían datos completos y covariables específicas en el análisis de datos posterior.

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Los investigadores siguieron a los participantes durante un promedio de 6,5 años para evaluar la hipertensión. Durante los años de seguimiento, el 48,8% de los participantes había desarrollado hipertensión. Durante el seguimiento promedio de 11,2 años, el 5,8% de los participantes experimentaron eventos cardiovasculares. Los eventos cardiovasculares incluían infartos, muerte por enfermedad coronaria, ictus y desarrollo de enfermedad vascular periférica.

Cuanto más estresado esté, más probabilidades tendrá de sufrir un ataque al corazón

Mediante el uso de modelos, los investigadores calcularon el riesgo de hipertensión arterial y eventos cardiovasculares asociados a las hormonas del estrés urinario. Los resultados revelaron que los niveles más altos de hormonas del estrés en la orina se asocian a un mayor riesgo de hipertensión arterial. Los investigadores descubrieron que esta asociación era más fuerte en los jóvenes que en los mayores. También descubrieron que los niveles de cortisol urinario superiores a los normales se asocian a una mayor incidencia de eventos cardiovasculares. No encontraron una asociación entre los niveles más altos de catecolaminas y los eventos cardiovasculares.

En general, los resultados indican la importancia de abordar el estrés psicológico para crear una visión holística de la salud y ayudar a prevenir complicaciones a largo plazo. La salud psicológica puede tener un impacto positivo en la salud cardiovascular. El estrés es uno de los factores importantes cuando se considera la salud psicológica negativa. Este estudio demostró que las hormonas del estrés elevadas se asociaban a un mayor riesgo de desarrollar hipertensión arterial y a un mayor riesgo de eventos cardiovasculares en general.

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