Por lo general, en la compra del mercado nunca faltan los limones. Estas frutas se vuelven indispensables en el hogar; tanto para cocinar, como incluso para algunos remedios caseros. Su versatilidad es indiscutible; son sazonadores, para bebidas, o postres. Y la costumbre en la mayoría de casos, es poner los limones en el refrigerador. Pero ¿es esto lo adecuado?
¿Dónde se deben poner los limones?
Como lo mencionamos anteriormente, la costumbre después de hacer la compra, es poner los limones en la nevera. Sin embargo, esto estropea la fruta, pues tal vez lo estés haciendo del modo incorrecto. Pues a los limones en la nevera se les da poca hidratación y por lo tanto pierden su contenido de agua. Por eso se resecan, e incluso se llenan de moho.
Para que los limones se mantengan brillantes y con mucho jugo, hay que mantenerlos hidratados.
Por eso, es recomendable que antes de refrigerarlos se introduzcan en un recipiente con agua, asegurándose que queden totalmente cubiertos. De esta forma se mantendrán hidratados, brillantes y no perderán su jugo. Pero además no tendrán moho después de unos días.
¿Cómo escoger los limones adecuados?
Los limones perfectos deben ser firmes y pesados; su piel debe ser fina y lisa con un color uniforme.
Muchas veces se cree que los mejores limones son los que ya están amarillos, porque están maduros, pero no es así. Los limones de color verde son los que están en estado óptimo, incluso más jugosos que los amarillos. Si los compramos estando en este color, pueden durarnos un poco más de tiempo sin dañarse o podrirse que cuando los compramos ya amarillos.
Recuerda que el limón tiene un sinfín de beneficios para nuestro organismo. Siempre es bueno mantener una dotación de estos en nuestra cocina.
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