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Se trata de una nueva pista que está surgiendo para el síndrome del intestino irritable, que puede deberse en parte a una exposición excesiva al aluminio.
El origen del síndrome del intestino irritable sigue siendo en gran medida desconocido y, hasta ahora, la investigación se ha centrado en los factores que podrían alterar el equilibrio de la microbiota intestinal. El aluminio se ha añadido a la lista de estos numerosos factores.
El aluminio se acumula en los intestinos y lo altera todo
El 38% del aluminio ingerido se acumula en la mucosa intestinal, lo que, según los investigadores, parece ser perjudicial para la homeostasis del intestino. Por tanto, el aluminio ingerido afecta a la regulación de la permeabilidad, la microflora y la función inmunitaria en el intestino, y existen pruebas sólidas para considerar el aluminio como un factor de riesgo ambiental para la enfermedad inflamatoria intestinal crónica, escriben los investigadores en Morphology.
El aluminio se absorbe a través de los alimentos
La dieta es la principal fuente de exposición al aluminio:
- por su presencia natural: es el metal más abundante en la corteza terrestre,
- pero también por el uso de aditivos alimentarios que contienen este elemento.
La ingesta dietética procede principalmente de productos alimenticios (pan, pasteles, galletas y pastelería), verduras (setas, espinacas, rábanos y lechuga) y bebidas (té y cacao), siendo el agua potable una fuente menor.
Otras vías de exposición son los utensilios de cocina de aluminio (incluido el papel de aluminio), algunos medicamentos y el polvo en circulación.
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