¿Puede la dieta japonesa realmente prolongar la vida y evitar el cáncer?

Escrito por Maria Guerrero

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Si eres un fanático del mundo japonés, esta noticia sólo puede hacerte feliz. Se dice que la dieta japonesa puede sustituir a la dieta mediterránea en términos de salud, demostrando que tiene la capacidad de reducir el riesgo de desarrollar cáncer de próstata. Los principales beneficios son. Mayor esperanza de vida y reducción de las enfermedades cardiovasculares, la diabetes y el cáncer. Comparando esto, vemos que para el accidente cerebrovascular hay una reducción del 25% para la dieta mediterránea y del 22% para la dieta japonesa; para los tumores, la reducción es del 35% para el Mediterráneo y del 27% para los japoneses, para la enfermedad de Parkinson la misma es del 46% para el Mediterránea y del 50% para la japonesa.

¿Puede la dieta japonesa realmente prolongar la vida y evitar el cáncer?

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Comencemos diciendo que hay similitudes entre los dos regímenes. Ya que ambos tienen la presencia de fibras, ácidos grasos mono y poliinsaturados, sales minerales y una alta cantidad de antioxidantes.

Todas estas propiedades proporcionan al cuerpo protección contra los procesos inflamatorios y el envejecimiento celular.

Si te gusta el sushi, estás en el buen camino, pero, además, las sopas de miso y soja, que entre sus ingredientes tienen muchos productos vegetales, merecen atención.

Es realmente bueno saber que la dieta japonesa también reduce el riesgo de cáncer de próstata. En un estudio publicado por investigadores del Children’s Hospital Medical Center en Cincinnati.

En otro estudio que fue publicado en la revista científica Biology and Reproduction. Muestra que los beneficios de esta dieta en la prevención del cáncer de próstata están dados por la producción de una molécula llamada Equol. Que es producida por el intestino cuando digiere la soja y que sería capaz de bloquear la acción de una hormona masculina, Dht, vinculada a la hipertrofia prostática y al cáncer.

Finalmente, gracias al Departamento de Epidemiología de la Universidad de Columbia, la dieta japonesa baja en grasas, incluso después de la detección del tumor, puede afectar el curso del cáncer de próstata.

Según datos reales, el cáncer de próstata tiene una mayor incidencia en los países occidentales, mientras que, en Japón, la incidencia es del 10%. Esa sería una gran motivación para acercarnos cada vez más al estilo de comer de nuestros amigos japoneses para que podamos beneficiarnos de ello.

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