El sistema inmunitario: fundamental para la lucha contra el cáncer

Escrito por Elena Ramos

Publicado el

El sistema inmunitario es nuestro sistema de defensa, lucha contra los virus, combate las bacterias, los hongos y elimina los parásitos y las células tumorales. Podemos vigilar nuestro sistema inmunitario y ayudarle, con unos sencillos gestos y hábitos para que esté en su mejor momento.

El sistema inmunitario en general

El sistema inmunitario es un elemento esencial para nuestra supervivencia. Se compone de varios órganos, y asegura su presencia en todo el cuerpo en todo momento del día y de la noche. ¿De qué está hecho? ¿Cómo funciona?

- Publicidad -

Los órganos del sistema inmunitario

El sistema inmunitario está formado por complejas interacciones en las que intervienen muchos órganos, células y sustancias diferentes. La mayoría de las células no se encuentran en la sangre, sino en un conjunto de órganos llamados órganos linfoides.

La médula ósea y el timo. Estos órganos producen células inmunitarias (linfocitos).

El bazo, los ganglios linfáticos, las amígdalas y los grupos de células linfoides situados en las mucosas del aparato digestivo, respiratorio, genital y urinario. Es normalmente en estos órganos periféricos donde las células son llamadas a responder a la agresión.

La rápida acción del sistema inmunitario es extremadamente importante. Esto se basa, entre otras cosas, en una comunicación eficaz entre los distintos agentes implicados. El sistema sanguíneo es la vía principal que conecta los órganos linfoides.

Aunque todavía no es posible explicar todos los mecanismos implicados, ahora se sabe que existen importantes interacciones entre el sistema inmunitario, el sistema nervioso y el sistema endocrino. Algunas secreciones de las células inmunitarias son comparables a las hormonas secretadas por las glándulas endocrinas, y los órganos linfoides tienen receptores para los mensajes nerviosos y hormonales.

Etapas de la respuesta inmunitaria

Hay dos tipos principales de respuesta inmunitaria:

Por un lado, la respuesta inespecífica, que constituye la «inmunidad innata» (llamada así porque está presente desde el nacimiento), actúa sin tener en cuenta la naturaleza del microorganismo que combate;

La segunda, la respuesta específica que implica el reconocimiento del agente que se ataca y el recuerdo de este acontecimiento: es la «inmunidad adquirida».

- Publicidad -

La respuesta inmunitaria inespecífica

La primera línea de defensa

La piel y las mucosas son las primeras barreras naturales que encuentran los atacantes. La piel es el órgano más grande del cuerpo y ofrece una protección muy eficaz contra las infecciones. Proporciona un entorno hostil para los microbios: su superficie es ligeramente ácida y bastante seca, y está cubierta de bacterias «buenas». Esto explica por qué una higiene excesiva no es necesariamente buena para la salud.

La boca, los ojos, los oídos, la nariz, el tracto urinario y el tracto genital siguen siendo vías de paso para los microbios. Estos pasos también tienen su propio sistema de protección. Por ejemplo, los reflejos de la tos y los estornudos expulsan los microorganismos de las vías respiratorias.

La inflamación es protectora

La inflamación es la primera barrera que encuentran los microorganismos patógenos que atraviesan nuestra envoltura corporal. Al igual que la piel y las mucosas, este tipo de respuesta inmunitaria actúa sin conocer la naturaleza del agente que combate. La finalidad de la inflamación es inactivar a los agresores e iniciar la reparación de los tejidos (en caso de lesión). Estas son las principales etapas de la inflamación.

La vasodilatación y la mayor permeabilidad de los capilares de la zona afectada aumentan el flujo sanguíneo (responsable del enrojecimiento) y permiten que lleguen los actores de la inflamación.

La destrucción de patógenos por parte de los fagocitos: un tipo de glóbulo blanco que es capaz de abarcar microorganismos patógenos u otras células enfermas y destruirlos. Hay varios tipos: monocitos, neutrófilos, macrófagos y células asesinas naturales (NK).

La respuesta inmunitaria específica

Aquí es donde entran en juego los linfocitos, un tipo de glóbulos blancos, que son de dos clases: las células B y las células T.

Los linfocitos B representan aproximadamente el 10% de los linfocitos que circulan en la sangre. Cuando el sistema inmunitario se encuentra con un agente extraño, los linfocitos B se estimulan, se multiplican y comienzan a producir anticuerpos, que es el punto de partida para la destrucción del patógeno.

Los linfocitos T representan más del 80% de los linfocitos circulantes. Existen dos tipos de células T: las células T citotóxicas, que, cuando se activan, destruyen directamente las células infectadas por virus y las células tumorales, y las células T facilitadoras, que controlan otros aspectos de la respuesta inmunitaria.

- Publicidad -

La respuesta inmunitaria específica crea la inmunidad adquirida, que se desarrolla con el tiempo como resultado de los encuentros de nuestro cuerpo con moléculas extrañas específicas. De este modo, nuestro sistema inmunitario recuerda las bacterias y los virus específicos que ya ha encontrado, lo que hace que la segunda reacción sea mucho más eficaz y rápida. Se calcula que un adulto tiene entre 109 y 1011 proteínas extrañas diferentes en la memoria.

La importancia del estilo de vida

Una persona que muestre signos de debilidad inmunitaria, o que quiera defenderse mejor de las dolencias comunes, debe examinar en primer lugar su estilo de vida. Las pruebas epidemiológicas indican que la dieta, el tabaquismo, el sueño, la actividad física, los niveles de estrés, la calidad de las relaciones sociales y el entorno influyen en el sistema inmunitario.

Factores que reducen la eficacia del sistema inmunitario

La mala nutrición con carencia de calorías y proteínas es la causa más importante de la inmunodeficiencia. La ingesta adecuada de calorías y proteínas depende del sexo, la edad, la altura y el gasto energético. En los países desarrollados existe cada vez más otro tipo de carencia nutricional: la carencia de micronutrientes, es decir, de vitaminas y minerales. La popularidad de los alimentos «basura», como la comida chatarra, explica en parte este fenómeno. La carencia de micronutrientes también es común entre las personas mayores, que suelen tener poco apetito y una dieta menos variada, así como entre las personas con diabetes, debido a su enfermedad y a los medicamentos que tienen que tomar para tratarla. Los estudios en animales demuestran que una deficiencia de cualquiera de los siguientes micronutrientes podría afectar a la función inmunitaria: zinc, selenio, hierro, cobre, calcio, ácido fólico o vitaminas A, B6, C y E2,3.

Factores negativos:

  • El consumo regular de alimentos bajos en vitaminas y minerales.
  • Abuso de alimentos ricos en azúcar (parece que 50 g de azúcar al día es un máximo razonable, y esto incluye el azúcar de la fruta).
  • Consumo de alimentos que causan alergias.
  • Abuso de alimentos ricos en grasas saturadas.
  • Abuso considerable de alcohol (se desconoce el efecto del consumo moderado).

Además, también encontramos:

El envejecimiento. La edad es un factor que debilita el sistema inmunitario. Aunque algunas personas envejecen con buena salud, los estudios demuestran que las infecciones, las enfermedades inflamatorias y el cáncer son más frecuentes en las personas mayores de 65 años.

El estilo de vida sedentario y, a la inversa, el sobreentrenamiento de los deportistas.

La falta de sueño.

El estrés. En situaciones de estrés, las glándulas suprarrenales segregan cortisol y el sistema simpático segrega norepinefrina, dos sustancias que debilitan el sistema inmunitario.

- Publicidad -

Exposición a toxinas, como por ejemplo, por el uso de limpiadores químicos domésticos y herbicidas en el césped, y por comer frutas y verduras rociadas con insecticidas.

Exposición a los contaminantes del aire exterior, así como a los contaminantes del aire interior, como el moho, las bacterias, el tabaco y los gases de combustión.

Probablemente, la obesidad. Las personas obesas son más susceptibles a las infecciones, pero no se puede explicar la causa.

Los comportamientos positivos para reforzar el sistema inmunitario

Estos son algunos de los hábitos de vida que ofrecen las mejores posibilidades de mantener un sistema inmunitario fuerte.

Hábitos alimenticios que favorecen la inmunidad

  • Ingesta adecuada de calorías y proteínas.
  • De cinco a ocho vasos de agua al día.
  • Ingesta adecuada de frutas y verduras lo más frescas posible, cereales integrales, legumbres y grasas buenas.

Curiosamente, los resultados de los estudios epidemiológicos y clínicos indican que el consumo regular de aliáceas (ajo, cebolla, puerro, chalote, cebollino) reduce las infecciones y la incidencia de varios tipos de cáncer.

Actividad física moderada

Los múltiples beneficios para la salud de la actividad física regular son bien conocidos: mejora de la aptitud cardiovascular, mantenimiento de la masa muscular, normalización de la presión arterial, control del peso y reducción de varios factores de riesgo asociados a las enfermedades crónicas. Además de contribuir a la inmunidad promoviendo la buena salud en general, el ejercicio también puede tener un efecto directo sobre la inmunidad. En primer lugar, al mejorar la circulación sanguínea, se cree que las células y otras sustancias del sistema inmunitario pueden circular más fácilmente por todo el cuerpo.

Control del estrés

No hay duda de que el estrés tiene un efecto negativo en la salud. Los investigadores que estudian la relación entre el estrés y la inmunidad no se fijan en el estrés a corto plazo y de una sola vez, sino en el estrés frecuente y continuo (por ejemplo, el equilibrio entre las exigencias del trabajo y la vida familiar o el cuidado de un familiar enfermo). El estrés crónico provoca la liberación de hormonas del estrés, como el cortisol. Hay muchas herramientas de relajación disponibles para ayudar a superar un episodio de la vida estresante. Entre ellas, la meditación, la educación somática y las disciplinas orientales (Qi Gong, tai chi, yoga).

- Publicidad -
¿Le resultó útil este artículo?
Artículos Relacionados