REFLEXOLOGÍA PLANTAR : la salud a través de los pies

Escrito por De Angeles Maria

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De Angeles Maria

Entre las terapias alternativas, hay una que se ocupa de nuestro cuerpo a través de los pies: la reflexología plantar. Si no tiene cosquillas, disfrutará de este masaje energético que puede restaurar un equilibrio adecuado en todo el cuerpo.

¿Sabe que sus pies se componen de 28 huesos, 107 ligamentos, 19 músculos y no menos de 7200 terminaciones nerviosas? En esta práctica de la salud, la piel está en contacto con nuestros órganos, a la vez plenamente informada sobre su salud e influenciada por su condición. El reflejo básico de la reflexología pasa por el sistema vegetativo (simpático y parasimpático). Los impulsos nerviosos de la médula informan la piel sobre el estado de las zonas atravesadas desde la profundidad hacia la superficie. El resultado es que se encuentran áreas de tensión en la superficie que corresponden a los problemas internos (los residuos del cuerpo se concentran alrededor de las zonas reflejas en forma de ácido úrico o cristales de calcio). Aquí es donde el arte de la reflexología entra en juego: presionando los puntos relevantes, nos libramos del dolor y liberamos la energía bloqueada. El objetivo es restablecer el flujo de energía, la circulación sanguínea y eliminar los residuos. Además, la reflexología también tiene una acción preventiva y mantiene la vitalidad del individuo.

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Auto-masaje para hacerse uno mismo

Aunque nada sustituye a una primera sesión con un profesional, nada le impide apretar sus propias zonas reflejas.

Comience por liberar sus pies demasiado a menudo encarcelados, camine unos instantes en el suelo, descalzo(a). Agíteles hacia la derecha, izquierda, haga círculos con los tobillos, mueva los dedos con movimientos de flexión/extensión. Camine de puntillas y en los talones.

Ejemplo de una sesión típica:

Para empezar, alise todo el pie con las dos manos  para relajar y descansar la planta del pie.

Luego, masajee las diferentes zonas reflejas de la cabeza y el cuello en el dedo gordo del pie, aplicando una presión constante.

A continuación, puede utilizar el masaje de pies en las diferentes zonas reflejas de la planta del pie, desplazándose gradualmente hacia el talón.

Toque suavemente el borde interno del pie con la parte carnosa de la palma para relajar la columna vertebral, que luego masajeará con una serie de presiones alternas, desplazándose desde el dedo gordo hacia el talón.

Utilice el pulgar para estimular las zonas reflejas del borde exterior del pie, especialmente los puntos reflejos de las principales articulaciones: hombro, codo, cadera, rodilla. Preste especial atención a todas las zonas sensibles que puede relajar con pequeños círculos con el pulgar, suaves y regulares, en el sentido de las agujas del reloj.

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A continuación, masajee las zonas reflejas del sistema linfático de la parte superior del pie.

Al final, acaricie los pies con ambas manos para liberar la tensión y las toxinas que han sido drenadas. Cambie de posición para practicar el masaje plantar en el otro pie. Una vez que ambos pies hayan sido masajeados, acuéstese para relajarse durante unos quince minutos y beba un gran vaso de agua

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