Los fermentos lácteos como fuente de bienestar

Escrito por Elena Ramos

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Muy a menudo, en el ámbito del bienestar, oímos hablar de los fermentos lácteos. No todo el mundo sabe que este término se refiere a un grupo de bacterias: son parte de nuestra flora bacteriana, y su propósito es promover las funciones normales del intestino.

Los fermentos lácteos también se conocen como probióticos. La palabra deriva del griego antiguo y significa, literalmente, «en apoyo de la vida»: estos microorganismos obstaculizan la aparición de numerosas enfermedades intestinales, refuerzan el sistema inmunológico y mejoran en general el estado del sistema digestivo.

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¿Cuándo es preferible tomar un suplemento probiótico? ¿Cuáles son los fermentos lácteos que son buenos para nuestro cuerpo? Estas preguntas serán respondidas por expertos en el tema.

¿Cuáles son los principales beneficios de los fermentos lácteos?

Algunas personas tienden a creer que las bacterias sólo juegan un papel negativo, pero no es así. También están las llamadas «bacterias buenas», que son fundamentales para nuestro organismo: entre ellas, los probióticos son particularmente útiles.

Los fermentos lácteos vivos son valiosos aliados del sistema inmunológico, ya que nos hacen más resistentes a las enfermedades estacionales como la gripe, la tos y el resfriado. Sus propiedades benefician principalmente al intestino: y no debemos olvidar que este importantísimo órgano nos defiende de muchas patologías, ya que crea una verdadera barrera protectora contra los virus y las » bacterias malas».

Los probióticos, además, mejoran la síntesis de diferentes sustancias y son capaces de dividir la lactosa en glucosa y galactosa para que sea digerible. En conjunto, reequilibran la flora bacteriana intestinal y nos ayudan en caso de trastornos como el meteorismo y el síndrome de intestino irritable. Sin olvidar que estos microorganismos intervienen en la absorción de vitaminas como las del grupo B.

¿En qué situaciones es mejor utilizar un suplemento probiótico?

Siempre se recomienda un suplemento de bacterias de ácido láctico, pero se recomienda encarecidamente en algunas circunstancias.

Por ejemplo, las personas que sufren de estreñimiento encontrarán un buen apoyo en un producto de este tipo. El intestino perezoso no sólo es molesto, sino que también puede ser dañino para nuestro cuerpo: los probióticos, sin embargo, restauran la función intestinal adecuada y regularizan la eliminación de residuos.

Este remedio también se sugiere durante el tratamiento con antibióticos. Estos medicamentos, por desgracia, matan tanto a las bacterias dañinas como a las sanas: un problema que puede resolverse fácilmente con fermentos lácteos vivos. Además, estos últimos son ideales para combatir la posible inflamación de la mucosa del intestino, que da lugar a enfermedades como la colitis, la diverticulitis y la enfermedad de Crohn.

Un suplemento de probióticos es nuestro cómplice si nos enfrentamos a un período difícil, ya que la ansiedad y el estrés pueden realmente socavar el sistema inmunológico. También es excelente para prevenir alergias, intolerancias y erupciones cutáneas.

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¿Cuáles son las enzimas lácteas más importantes?

En el envase de un producto de fermento láctico natural se leerán varios nombres. Comencemos con el Lactobacillus Acidophilus y el Lactobacillus Rhamnosus: dos probióticos indispensables para la salud humana.

El Lactobacillus Acidophilus, de hecho, ocupa la parte superior del intestino y «bloquea» las bacterias en su ascenso. Es el enemigo de numerosos patógenos y parece ser también eficaz en el tratamiento de la Candida albicans. El Lactobacillus Rhamnosus, en cambio, forma ácido láctico y es excepcional contra la dermatitis atópica.

El Bifidobacterium Bifidus es otro probiótico necesario, ya que es una fuente de vitamina K, riboflavina y tiamina. Los estudios científicos demuestran su capacidad para inhibir el desarrollo de células cancerosas y limitar el riesgo de neoplasias.

Un buen suplemento debería incluir Lactobacillus Paracasei, que disminuye el pH intestinal, y Streptococcus Thermophilus, que aumenta la tolerancia a la lactosa. La acción combinada de estos fermentos lácteos es absolutamente beneficiosa para nuestro organismo.

Hablemos de nutrición: ¿En qué alimentos están más presentes los fermentos lácteos?

Obviamente, la ingesta de probióticos debe asociarse con el consumo de alimentos que contengan fermentos lácteos.

En primer lugar están las verduras y la fruta, en particular los frutos secos como las nueces. También recordamos la avena y la soja, así como el yogur y el queso.

El ajo, los espárragos y el chucrut están entre los principales alimentos probióticos, al igual que el kéfir. También hay que mencionar el tofu, típico de las dietas vegetarianas, y el miso: un clásico de la gastronomía oriental.

Estos platos son aliados de nuestro sistema digestivo. Sería perfecto combinarlos con un suplemento de calidad, que normalmente se suministra en forma de tabletas. En principio, recomendamos una pastilla al día antes del desayuno o por la tarde fuera de las comidas: sin embargo, es mejor que se ponga en contacto con su médico para que le aconseje antes de proceder.

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